Diario de León

Sánchez y Feijóo se ven con el desafío de gestionar la guerra en plena brecha por Vox

Comparten la cumbre de presidentes, con la Moncloa alertando del «daño reputacional» para España del pacto

Los reyes junto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ayer en La Palma. JUAN CARLOS HIDALGO

Los reyes junto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ayer en La Palma. JUAN CARLOS HIDALGO

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En un contexto histórico tan excepcional como el colvulsionado por una guerra a las puertas de la Unión Europea y con el trasfondo de una pandemia global aún no erradicada, la isla de La Palma que aún respira las trágicas cenizas del volcán va a ser escenario hoy de una Conferencia de Presidentes anómala. Anómala porque la agenda que iba a reunir al jefe del Gobierno español y sus homólogos autonómicos para encarar la paulatina ‘gripalización’ de la covid se ha visto dinamitada por la gestión del desafío mayúsculo que entraña la invasión rusa de Ucrania. Y anómala porque la cita hará coincidir a Pedro Sánchez y a Alberto Núñez Feijóo cuando este sigue al frente de la Xunta de Galicia mientras se erige en el líder ‘in pectore’ de la oposición sin haber sido sido elegido aún formalmente nuevo presidente del PP. Y todo bajo los estruendosos tambores de la discordia por el primer pacto de gobierno sellado por los populares con Vox.

Estas son las muy singulares circunstancias bajo las que los responsables del Estado de las Autonomías se reunirán mañana en la isla canaria que aún supura por la herida de su propio drama volcánico. Lo harán convocados por el Gobierno para «arrimar el hombro» y activar una nueva «cogobernanza» a fin de afrontar, esta vez, el desgarro humanitario de los miles de refugiados ucranianos que van a precisar de acogida; y, al tiempo, el impacto de la guerra sobre los bolsillos de la ciudadanía española, encogidos por una inflación casi sin parangón por efecto de la imparable escalada de los costes energéticos.

La Moncloa confía en que «la unidad» prime en esa gestión compartida del reto bélico y en contar con la lealtad y el sentido de Estado de Feijóo. Un Feijóo que compartirá a su vez la cumbre con Isabel Díaz Ayuso tras el cisma interno en el PP y con Alfonso Fernández Mañueco, a quien el barón gallego atribuye el pacto con Vox que ha terminado de reventar el frágil entendimiento entre socialistas y populares en la respuesta a Putin. Ayer, y en su calidad de máximo responsable de la Xunta, el dirigente popular anticipó las demandas que mañana trasladará en La Palma: «una bajada general de impuestos con carácter general hasta final de año» —en especial, en la luz, el gas y los carburantes— y auxilio, más allá del «total apoyo al Gobierno» en las gestiones en el ámbito europeo, a los sectores afectados por «la escalada de precios y la falta de suministros». En realidad, el aparente alto el fuego entre el Gobierno y el PP apenas ha superado el listón del envío de armas a la resistencia ucraniana que sí dividió al Ejecutivo y, por extensión, a Unidas Podemos. El miércoles, la sesión de control en el Congreso retumbó con un agrio cruce de palabras entre Sánchez y Cuca Gamarra, superviviente del equipo de Pablo Casado y erigida en coordinadora del PP en este complejo período de interinidad hasta que Feijóo se alce con la presidencia en el congreso extraordinario del 1 y 2 de abril en Sevilla. Los populares creen justificada la dureza de Gamarra ante la aseveración del presidente, falsaria a su juicio, de que la elevada inflación es «responsabilidad única» de Putin. En la bancada azul, lo que consideran indignante es que el PP recurriera «a una utilización tan espuria de una guerra con civiles masacrados» al echar en cara al jefe del Gobierno su presunta intención de obtener réditos partidarios de la crisis.

Marcar perfil

La cruda interpelación de Gamarra, a la que siguieron otros diputados del PP, sorprendió por el tono y por la voluntad de marcar perfil, en un momento en el que se esperaba lo contrario por la transitoriedad en que se encuentra sumida la formación conservadora y en el que Feijóo había templado los mensajes de rivalidad con Sánchez. Sin embargo, y según confirman fuentes del Gobierno, la convicción en los socialistas es que la actitud del PP en el Congreso respondió a «una estrategia» y que «el único que puede coordinarla» ya ahora es el futuro líder de los populares. Un protagonismo que la Moncloa hace extensivo a la decisión sin precedentes de coaligarse con Vox en el Ejecutivo de Castilla y León, por más que

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