Los diarios de Andrés Trapiello

E n el prólogo descubrimos el espíritu creativo de otros libros: «¿Qué puedo decir yo? Quienes estén habituados a leer estos libros saben que estos son puertas que se abren y se cierran. Lo son también las vidas». Es suficiente reflexión. De ahí que, a unos escenarios llamativos, se añaden los habituales de Madrid, Las Viñas y León, patria del autor, aunque este año..., afirma: «Porque hoy, que es veinticuatro de diciembre, deberíamos estar en León, y sin embargo, aquí estamos, en Madrid, de incognito». Estos recintos próximos mantienen la faceta personal del escritor, su familia, su ocupación, sus reflexiones, variadas en el tiempo, y en el espacio. Y por encima de todo, la relación con los seres humanos: desde los empleados hasta los seres queridos. Diligencias ofrece una novedad, la relación de Andres Trapiello con su madre: a pesar de la edad, llega tranquila a Madrid, donde se desenvuelve con inesperada facilidad. Diligencias comienza con alfo inesperado: en el jardín de Las Viñas, una lechuza altera inesperadamente el ambiente familiar, convirtiéndose en un buen presagio. En contra de otros diarios, se observa más la presencia ornitológica. Pero lo dicho no es lo más importante. Trapiello mantiene la sensibilidad filosófica y humana de entregas anteriores, su afición a los libros viejos, los viajes, los escritores como Lorca…el trato humano en conjunto y, sobre todo, el mundo del El Rastro madrileño, un mundo al margen, que describió magníficamente en la obra anterior. Pero hay que pensar que el atractivo de las páginas no surge solo de lo vivido por el autor, sino de las reflexiones que en él producen. Una relación de los distintos motivos que integran su compleja personalidad es inabarcable: la familia, Las Viñas, los árboles, Madrid, el libro viejo, las casas… Y, entre ellas surge descrita alguna maravillosa como la situada en la Costanilla de los Ángeles. No hay duda de que Trapiello es feliz deudor del doble plano de la historia, la sincronía del presente y el pasado de la diacronía.