Diario de León

El color de León en los mapas

Los mapas que cuentan el León que se extinguió

Ignacio Prieto ha culminado un trabajo de investigación que reúne y analiza toda la cartografía leonesa a lo largo de la historia

Imagen cartográfica de la montaña de León.

Imagen cartográfica de la montaña de León.

León

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El historiador Ignacio Prieto Sarro es el autor de la primera tesis doctoral sobre la cartografía leonesa. Hace hincapié en el hecho de que con el tiempo, el acervo cartográfico de un territorio es reflejo de sus rasgos naturales y socioeconómicos: en León tenemos, por ejemplo, en consonancia con la importancia de las masas boscosas de propiedad pública (principalmente, Montes de Utilidad Pública) un notable colección de mapas forestales.

No obstante, da la impresión de que ciertas peculiaridades de lo leonés que podrían ser objeto de trabajo desde el punto de vista de la cartografía y tendrían gran importancia cultural (ya hemos mencionado la cuestión toponímica, los deslindes de concejos y montes o el registro de espacios mancomunados) serían objeto de más atención si estuviéramos en un ente administrativo de más carga identitaria.

Sin querer polemizar, sorprende, por ejemplo, que haya una cierta indolencia en el ámbito público respecto al destino de los archivos de las grandes empresas mineras leonesas, de los cuales se podrían extraer, que duda cabe, notables colecciones fácticas de mapas obra de ingenieros de minas y geólogos. «Si nos centramos en la época contemporánea, mapas y fotogramas aéreos son instrumentos fundamentales para apreciar los cambios territoriales asociados al proceso de éxodo rural y de abandono de los sistemas de aprovechamiento tradicional, a las políticas hidráulica o agraria del siglo pasado o al crecimiento urbano», explica.

Detalle de uno de los mapas más antiguos que se conservan de la provincia.

Detalle de uno de los mapas más antiguos que se conservan de la provincia.

En cuanto a mapas, menciona el caso de un plano de la población de Oliegos, desaparecida bajo las aguas del Embalse de Villameca en el año 1947 y como el documento, de 1925 fue clave para poder reconstruir la trama edificada del pueblo. En sentido parecido se refiere a las norias del Páramo que desaparecieron tras la puesta en servicio de los regadíos del Embalse de Luna y que aparecen cartografiadas en los trabajos topográficos de principios del XX. Otro tanto ocurre en el caso de las antiguas barcazas del Esla y, en relación al medio físico, los mapas antiguos recogen, por ejemplo, lagunas esteparias desecadas o glaciares desaparecidos en los Picos de Europa.

Mapa de 1788 del río Órbigo a su paso por Carrizo de la Ribera, Santa Marina del Rey y otros pueblos.

Mapa de 1788 del río Órbigo a su paso por Carrizo de la Ribera, Santa Marina del Rey y otros pueblos.

Los Pactos de Madrid de 1953 entre los Estados Unidos y España propiciaron que el Army Map Service realizara un vuelo fotogramétrico de toda España que constituye hoy un documento fundamental para constatar la evolución del territorio leonés. « La comparación entre los fotogramas de mediados del s. XX con los del conocido Vuelo Interministerial y las ortofografías actuales nos proporciona una imagen impagable del cambio en los espacios rurales y urbanos», manifiesta.

El contorno provincial

Ignacio Prieto desvela que los deslindes provinciales no han existido como tales en España. Y es que los contornos de las provincias —señala— se han formado a base de la acumulación de los deslindes municipales. «A principios del XX, las operaciones del Mapa de España sustituyeron el deslinde tradicional —una enumeración escrita de mojones visada por representantes de los terrenos lindantes— por una deslinde moderno, consistente jurídicamente y basado en una acta de deslinde con enumeración de mojones y registro de discrepancias entre la comisiones municipales y plasmada en un documento gráfico.

«Los límites provinciales se determinaron desde 1833 por la orografía y la acumulación de concejos y el batiburrillo de Tierra de Campos»

En el caso de León fueron 234 municipios y 1.524 pueblos en 1900, por lo que la ingente tarea de deslinde es evidente: «Generó casi 5.000 documentos y más de 9.000 kilómetros de linderos fueron recorridos a pie por los topógrafos y los integrantes de las comisiones y algo más de 800 kilómetros correspondieron a los límites provinciales», destaca.

Ignacio Prieto destaca que uno de los mapas más curiosos se encuentra en la colección facticia de la Real Chancillería de Valladolid. Se trata de de un mapa de 1788 del río Órbigo a su paso por Carrizo de la Ribera, Santa Marina del Rey y otros pueblos. Es una acuarela sobre papel de autor desconocido, de gran tamaño utilizada para ilustrar la posición de las localidades ribereñas entre Villanueva y Valdesandinas con respecto al río Órbigo.

Mapa de Olleros.

Mapa de Olleros.

El mapa se utilizó en un pleito sobre el aprovechamiento de las aguas del río Órbigo y representa la evolución entre las cartografías moderna (visión perspectiva en localidades, puentes y molinos, vegetación) y contemporánea (visión cenital del conjunto, escalas gráficas). «Desde el punto de vista de lo leonés, merece ser referenciado como un ejemplo de la importancia del sistema de organización relacionado con los concejos, productores de cartografía en su condición de firmes defensores de su territorio, sus propiedades y sus aprovechamientos», defiende.

León en las Cortes de Cádiz

El investigador explica que la evolución de los límites de la provincia de León responde en realidad a dos procesos diferenciados: uno de tipo político-administrativo y otro técnico. «Cuando en 1812 las Cortes de Cádiz se plantearon la necesidad de modernizar el mapa administrativo patrio, el territorio de la actual provincia de León se repartía en dos partidos de la Intendencia de León: el Partido de León, compuesto de 82 jurisdicciones y 769 lugare y el Partido de Ponferrada, con 29 jurisdicciones y 253 lugares.

Además, había 98 lugares en partidos de las intendencias de Toro, Valladolid y Zamora», desvela. Explica además que desde el punto de vista político-administrativo los límites provinciales se determinaron de manera firme a partir de 1833 y estuvieron muy determinados por la orografía y la acumulación de concejos, y mediando la resolución del batiburrillo de dependencias provinciales de la Tierra de Campos. Así, la descripción literal de los límites provinciales se fue concretando, ya entrado el siglo XX, con los trabajos topográficos asociados a la creación del Mapa de España.

Destaca Prieto Sarro que en el proceso se dieron algunos errores notables, como el de considerar que el Pico Espigüete estaba enteramente en la provincia de Palencia. Por lo demás, quedaron pendientes de acuerdo algunos tramos de límite, lo cual ha derivado en conflictos enquistados durante largos periodos de tiempo: el más mediático ha sido la discrepancia entre los municipios de Cabrillanes y Somiedo, resuelto en sede judicial ya entrado el siglo XXI mediante la aceptación como prueba de documentos que se remontan casi tres centurias atrás.

«En este solar babiano es en el que aparece la entrañable figura de la aldeana Adelaida Vaquero, de La Cueta, para hablar sobre los deslindes en el famoso Relato de Babia de Luis Mateo Díez», recuerda.

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