Diario de León

Fallece Joaquín G. Vecín, profesor y ex concejal de IU e es de alma cisterciense

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

El profesor de Geografía Humana de la Universidad de León y ex concejal de Izquierda Unida, Joaquín González Vecín, falleció ayer en Madrid tras una lucha de más tres años contra el cáncer que segó su vida a los 57 años. Será incinerado hoy a las 14.00 horas en el crematorio de La Almudena. Vecín fue edil en León entre 1991 y 1999. Sus compañeros políticos le recuerdan con un verso de Alberti: «Pálida geografía que, hoja a hoja se iba volviendo, sin saberlo, roja». LEÓN. DL Redacción Joaquín González Vecín nació en la localidad berciana de Vilasinde (Vega de Valcarce) el 4 de julio de 1945. Se doctoró como geógrafo en la Universidad Complutense de Madrid tras lo cual se incorporó a la plantilla docente del Colegio Universitario de Toledo y posteriormente de León, donde actualmente tenía la plaza de profesor titular de Geografía Humana. Fue en el ambiente universitario de los años 60 donde se inició en la actividad política hasta recalar en León en una célula que lideraba Manuel Jular. Se afilia al PCE y va de número 13 en las primeras elecciones municipales en la lista que encabezaba Roberto Merino. Se dio de baja del partido en 1982 con motivo de una crisis que acabó con la depuración de algunos históricos. En 1987 fue de número 2 de Izquierda Unida con Faustino Sabio y en el 91 encabezó la candidatura de la coalición al Ayuntamiento de León. Salió elegido concejal, al igual que en las elecciones de 1995. En 1999 se retiró de la vida política activa, aunque nunca abandonó su interés por lo público. El cáncer contra el que luchó desde hace más de tres años no le apartó de la Universidad ni de la calle. Vecín participó, antes de ir a Madrid para un tratamiento, en las manifestaciones contra la guerra. La idea de devolverla a su lugar natural, lo más próximo posible al presbiterio, nace precisamente de esta visión de la restauración que pretende recuperar el aspecto de conjunto sin menoscabo del uso litúrgico. Sobre los sitiales se han montado el friso bajo, el respaldo alto y los baldaquinos y sólo falta por ensamblar la crestería para completar el conjunto, que originalmente estuvo sobre el solado de la nave central, como ahora, y en el siglo XVIII se elevó al coro construido en la parte superior de la nave. Cada sitial en su conjunto mide casi cuatro metros de altura y algo más el abacial. El carpintero José Almarza trabaja en las nuevas piezas para reponer partes perdidas de la crestería. Parece que hubiera hablado con el autor de la obra, dice entre risas, y debe ser cierto. Por eso está convencido de que fueron dos las manos artesanas que trabajaron en la obra. Las piezas cilíndricas y cónicas que ha descubierto en los ensamblajes de las paciencias con el sitial delatan a un artesano diestro y a otro zurdo, comenta. Un año después de iniciar los trabajos de montaje, tras una limpieza y la aplicación de tratamientos contra la carcoma, la empresa Decolesa entregará la sillería a la Junta de Castilla y León. El servicio territorial de Cultura en León reserva en los presupuestos desconcentrados del 2003 una partida de 65.222 euros para la restauración llevada a cabo bajo la dirección de los arquitectos Ramón Cañas y Carlos Sexmilo. Para ensamblar el puzle, fue preciso clasificar las piezas que los entusiastas de la asociación defensora del patrimonio encontraron amontonadas. Luego se realizó un inventario de cada una de las 33 partes que componen los asientos o de las que se conservaban. Las marcas de carpintero, roturas y comprobaciones de ensambles dieron pistas suficientes para recomponer la traza completa de la planta de la sillería. Se comprobó entonces que, al completo, sólo faltaban dos sitiales serrados, posiblemente para habilitar pasos por los laterales cuando la sillería se trasladó al coro superior, pero habían desaparecido o eran irreconocibles muchas piezas sueltas «menores». Los daños del desmontaje La restauración atajó en primer lugar la «pudrición parda» y los ataques de carcoma y polilla, más intensos en las zonas que estuvieron en contacto con el terreno. Las humedades que sufrió en este período de almacenamiento, hasta 1997, causaron graves daños en la sillería. También determinaron que algunas piezas se habían roto por ataques de hongos y xilófagos, pero muchos de estos daños se produjeron en el desmontaje, traslado y almacenamiento. Según el arquitecto Ramón Cañas, afectaban «en pequeña escala a alguna pieza mayor y más generalizadamente a espigas, piezas menores, lengüetas...». El puzle completo tenía originalmente unas 3.300 piezas, han recuperado más de dos terceras partes y repuesto el resto. El montaje se ha realizado mediante las técnicas tradicionales de la carpintería de armar, sin clavos, con ensamblajes de caja y espiga, clavijados, cuñas y entrepañados. La restauración no pretende ocultarse las nuevas piezas se diferencian por el tono de la madera. El carpintero estima que ha colocado unas 1.600 piezas de unión y otros 500 repieces. Una vez que los artesanos coloquen la crestería y sea encerada la estructura completa, se plantea como colofón la recuperación del facistol, que se encuentra «en un estado de conservación bastante aceptable pese al último uso que debió tener como gallinero», precisa el arquitecto. El interior de este atril tiene sitio suficiente para que las gallinas acomodaran en él sus niales de paja. La sillería devuelve a Sandoval parte del espíritu monástico, capaz de acercar a los visitantes a la esencia de lo que fue este cenobio del Císter. modaran en él sus niales de paja. La sillería devuelve a Sandoval parte del espíritu monástico, capaz de acercar a los visitantes a la esencia de lo que fue este cenobio del Císter. modaran en él sus niales de paja. La sillería devuelve a Sandoval parte del espíritu monástico, capaz de acercar a los visitantes a la esencia de lo que fue este cenobio del Císter.

tracking