Diario de León

Francia juzgará a dos jefes de ETA por la muerte del leonés Raúl Centeno

El guardia civil y su compañero Fernando Trapero murieron en Capbreton en el 2007.

El guardia civil Raúl Centeno.

El guardia civil Raúl Centeno.

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m.c. cachafeiro | león
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El próximo martes comienza en París el juicio contra siete presuntos etarras por el asesinato del guardia civil leonés Raúl Centeno y de su compañero Fernando Trapero en Capbreton, al sudoeste de Francia, en diciembre de 2007, entre ellos Mikel Kabikoitz Karrera Sarobe, ‘Ata’, entonces jefe del aparato militar, y Garikoitz Aspiazu Rubina, ‘Txeroki’, que fue también número uno de la banda hasta su detención.

El juicio por la muerte de estos dos agentes de la Benemérita es el primero en el que España se persona como acusación en una causa por terrorismo investigada íntegramente en Francia. La conclusión de los jueces Laurence Le Vert, Yves Jannier y Edmond Brunaud es que los asesinatos fueron decididos sobre la marcha en el mismo lugar de los hechos por ‘Ata’, al coincidir por casualidad con los dos guardias civiles, que se encontraban desarmados.

Para Raúl Centeno y Fernando Trapero, de 24 y 23 años de edad respectivamente, aquel 1 de diciembre de 2007 era su primer día de misión en un dispositivo común de vigilancia con los Renseignements Généraux (RG, servicios de información) formado por 17 guardias civiles y 9 agentes franceses. Las Landas, al sur de Burdeos, es una de las zonas donde más etarras se esconden.

A la salida de la cafetería de Capbreton, mientras se encontraban dentro de su coche, los dos guardias civiles fueron asesinados a balazos por un comando formado por dos hombres y una mujer. Al huir, los sospechosos tomaron como rehenes a la conductora de otro vehículo, por lo que también serán acusados de secuestro.

Raúl Centeno, que murió en el acto -su compañero falleció al día siguiente en el hospital-, fue la primera víctima de ETA desde que medio año antes, en junio de 2007, la banda terrorista decidió romper una tregua. La familia de Centeno, de tradición en el Cuerpo de la Benemérita, era originaria de Grulleros, cerca de León, donde tenían una casa a la que solían acudir en vacaciones.

Dos de los acusados, Asier Bengoa López de Armentia y Saioa Sánchez Iturregi, fueron detenidos cuatro días después de los hechos mientras que ‘Ata’ fue arrestado en 2010 en Bayona, en el País Vasco francés. Según el entonces ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, su detención fue más importante que la de ‘Txeroki’, que había caído dos años antes. La participación de ‘Ata’ en el doble asesinato fue confirmada por un análisis de ADN en el coche en el que huyeron los presuntos autores. Según la reconstrucción definitiva de los hechos, publicada hace unos meses, aquella mañana lluviosa ‘Ata’ entró en la cafetería Les Ecureuils a las 8.40 horas acompañado por sus subordinados Saioa Sánchez Iturregi, ‘Hintza’, y Asier Bengoa López de Armentia, ‘Pagadi’. Poco después Centeno y Trapero llegaron al establecimiento, casi vacío, y se sentaron a tomar un par de cafés hablando en español en una mesa contigua a la de los presuntos miembros de ETA. A las 8.53 los dos guardias civiles pagaron sus consumiciones y se montaron en su coche camuflado, visible desde el ventanal, donde permanecieron escuchando su radio de servicio.

A las 9.01 los tres activistas abonaron 6,60 euros por un café con leche y dos chocolates calientes antes de salir al aparcamiento. Los guardias civiles se disponían a arrancar cuando fueron interceptados por el comando que acabó con su vida. Una de las pruebas en el juicio será la pistola con la que dispararon a los dos agentes de la Benemérita. Garikoitz Aspiazu Rubina, alias ‘Txeroki’, no estuvo en la escena del crimen, pero está imputado en su calidad de dirigente de la banda en aquel momento, concretamente por el delito de «dirección u organización de una asociación de malhechores para preparar actos terroristas».

Un año después de su muerte, el Ayuntamiento de Vega de Infanzones, al que pertenece Grulleros, decidió dedicar una plaza a todas las víctimas del terrorismo. Además, se entregó una placa al padre del fallecido.

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