Diario de León

Sobrevivió 10 años con la identidad de su hermano

Nadia Ghulam: "No olvidemos a las mujeres de Afganistán, ellas tienen que sembrar las semillas de la paz"

Nadia Ghulam

Nadia Ghulam

León

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"Me llamo Nadia Ghulam, soy de Afganistán y soy superviviente de guerra". Así se presentaba en la noche del viernes Nadia Ghulam ante el auditorio del TedxLeón, no sólo para dejar un estremecedor testimonio de lo que fue su vida hasta llegar a España con 21 años sino, sobre todo, para llamar la atención sobre la necesidad de ejercer, individualmente y como sociedad, un activismo por la paz de impida que se normalicen las situaciones de guerra. Y para levantar la voz por las mujeres y las niñas que viven de nuevo atrapadas bajo el régimen talibán en su país. 

"La guerra me robó la infancia, la adolescencia, la juventud. Hasta que no llegué a España no sabía lo que era vivir en paz". Nadia relató cómo de pequeña su madre la invitaba a rezar por la paz, aunque ella no sabía lo que era eso. "Una noche, después de una cena con invitados, seguí a mi madre hasta la cocina para que me diera unos dulces. Me dejó esperando para traérmelos". Lo que le cayó fue una bomba que le quemó prácticamente todo el cuerpo. 

Pasó seis meses en coma y más de dos años en hospitales. "La guerra destruye a las personas. Le preguntaba a mi madre por qué a mi. Y ella lloraba. Tampoco sabía la respuesta".

 

"Salí de casa con diez años con la identidad de mi hermano. Viví así diez años"

Mientras, se instauró por primera vez el régimen talibán en Afganistán. Cuando por fin volvió a casa su hermano había muerto, su padre tenía estrés postraumático y las mujeres ya no podían salir de casa ni trabajar. 

"Decidí vestirme de chico para llevar y trozo de pan a casa. Salí de casa un día con once años con la esperanza de que mañana volvería a ser Nadia". Pero pasaron diez años, en los que sobrevivió con la identidad de su hermano. 

 

Llegada a España

Gracias a una ONG Nadia Ghulam llegó a España, para seguir un tratamiento médico para sus quemaduras. "Ya no me quedaba fuerza, sólo la desesperanza. Y tenía miedo a todo el mundo, pensaba que todos eran traficantes de armas. Cuando llegué a Barcelona no podía ni hablar. Mi esperanza se había quedado en mi país con mi madre". Tampoco entendía (ni siquiera entendía el idioma) por qué aquellos médicos se empeñaban en hacerle trasplantes de piel cuando ella sólo deseaba morir.

En España encontró otra vida. Con 21 años, a sus "padres catalanes", una familia que la quería y un mundo en paz que le era totalmente ajeno. Quienes la ayudaron la llevaron un día a la Plaza de Cataluña para ver una manifestación. "Me dijeron que me gustaría. Y encontré a miles de personas gritando 'No a la guerra'. Es verdad, no estaba sola". 

 

Activistas por la paz

Ghulam llamó ayer a todas las personas a actuar, a ser activistas de la paz, cada uno desde su lugar. "No comparto mi historia por terapia, es que estoy convencida de que si todos nos convertimos en activistas por la paz, la paz vendrá. No podemos olvidar que hay 80 millones de personas en el mundo que sufren situaciones de guerra".

 

"Hace falta recibir educación en valores de la humanidad, si no las historias de guerra se repetirán"

Uno de los principales problemas que Nadia Ghulam indentifica como responsable de esa permisividad hacia las situaciones de violencia es la educación. "Porque hace falta recibir una educación en los valores de la humanidad. Sin esos valores, las historias de guerra se repetirán una y otra vez". 

Invitó a "cultivar las semillas de la paz, como seres humanos que somos"; y recordó que ha creado una fundación para ayudar a las mujeres y las niñas que sufren el régimen de Afganistán. "No volvamos la cara ni olvidemos a esas mujeres ni niñas. Ayudémoslas, porque ellas serán quienes siembren las semillas de la paz para el futuro". 

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