Diario de León

Rodrigo Valle impulsará la cofradía de San Antonio Abad

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La cofradía de San Antonio Abad de Navatejera, la tercera más antigua de León y su alfoz, eligió a Rodrigo Valle Rodríguez como su nuevo abad. El también concejal del Ayuntamiento de Villaquilambre de Deportes, Educación, Cultura y Participación Ciudadana reconoce que el cargo «es un orgullo, porque ya fue abad mi bisabuelo, mi abuelo y mi padre». También explica que esta cofradía fundada en 1692 está «muy arraigada en el pueblo, con medio millar de hermanos» y su idea es promocionarla «para que no solo se hable de ella el día de san Antonio en que hacemos una merienda y se dan a conocer las cuentas».

Según un libro de la historiadora Ana Arias, Navatejera se puso bajo la advocación de dos santos: San Miguel y San Antonio. Sus respectivas cofradías discurrieron a la par. La primera, la Santa Cofradía del bendito San Miguel Arcángel ya no existe como tal y se ha perdido buena parte de su documentación. La segunda la de San Antonio Abad, ha venido creciendo con el paso de los años y en 1992 festejó su tercer centenario con un nuevo altar, dejando patente la devoción del pueblo de Navatejera por este santo.

El día de San Antonio, el 17 de enero, es un día grande, de fiesta en el pueblo. El vecindario viste sus mejores galas y tras la tradicional misa, se celebra una procesión, se bendicen a los animales y se reparten entre los asistentes los cotinos, unos panecillos sin sal que se suelen conservar en casa hasta el año siguiente. Desde el siglo XVII hasta hoy la Cofradía de San Antonio Abad combina la devoción al santo y la función asistencial a los cofrades. Se fundó para el auxilio espiritual de los hermanos cofrades. Posee su sede en la iglesia y una de las acciones solidarias que han realizado desde hace tres siglos es entregar a las viudas la parte proporcional de la cuota que hubiera aportado un hermano al fallecer (unos 1.500 euros). También se facilitaban vacas y aperos a quien carecía de ellos para que pudiera subsistir

La hermandad está abierta a todos los vecinos de Navatejera que puedan acreditar su honorabilidad. Por tradición, el abad, los seises y el vicario se reúnen el día del santo para la inspección contable (ingresos y gastos). Tras examinar cuidadosamente todas las cuentas, si se llega a la conclusión de que había déficit, el abad saliente debe abonar la diferencia a la cofradía por su mala gestión. A partir del mandato de Benito Gutiérrez se estableció que esa jornada se debía dar entre los hermanos dos libras de pan y dos cántaras de vino. La orden antoniana llegó a León desde Francia por mediación del obispo Fruminio I.

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