Diario de León

El lleno veraniego del hostal San Marcos avala la necesidad de iniciar la segunda fase

La plantilla defiende que el Parador optimice la oferta y los recursos en el área de restauración

El atrio ha multiplicado el servicio de cafetería, con 25 mesas y aluvión de clientes. FERNANDO OTERO

El atrio ha multiplicado el servicio de cafetería, con 25 mesas y aluvión de clientes. FERNANDO OTERO

León

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San Marcos no da abasto en las reservas de hospedaje; el cartel de completo colgado a diario es muestra suficiente de la posición de referencia que tiene el Parador para el turismo en León. Ni las tarifas al alza disuaden el aluvión de clientes y el imparable crecimiento del listado de hospedados del Hostal.

San Marcos rebosa, mientras León parece haber olvidado el apartado en blanco que dejó la reforma, nada menor, con el proyecto de la segunda fase y la construcción de un edificio que complete la oferta con otras 130 habitaciones, espacio para turismo congresual, y la estructura que devuelva la capacidad y la estructura anterior al cierre, en 2017. «Al final, parece que nos vamos a olvidar de lo que había ahí», alerta Santiago Paniagua, que preside el comité de empresa del Parador de León, sobre el escenario vacío en el ala norte del hostal, reservado para levantar la nueva estructura.

Los movimientos en la dirección de Paradores no han servido de momento para alentar novedades sobre el proyecto, con una inversión superior a los 25 millones de euros, un edificio de nueva planta y el cierre del círculo estructural del complejo hotelero de la calificación gran lujo que puso a León durante décadas en el mapa de la excelencia turística. «La última vez que pudimos hablar con el anterior presidente, nos transmitió que seguía vigente la idea acometer la obra; que de una forma u otra, se financiaría, ya con presupuesto propio de la cadena o con el presupuesto de Turespaña», relata el representante de la plantilla.

El referente completo

En diez meses desde su reapertura, San Marcos añora los años dorados de 80.000 cubiertos

La segunda fase de San Marcos ha perdido presencia en los últimos meses en la agenda de los políticos leoneses, en el debate sobre el futuro de este emporio hostelero, hasta para replicar los rumores que, en forma de globo sonda, avanzan una segunda fase más austera, y la opción de acometerla con una merma en la inversión, el presupuesto y las condiciones iniciales previstas.

El cartel de completo a diario se ofrece como reivindicación del proyecto pendiente, en medio de un repaso crítico a la proyección de la parte antigua que se ha puesto en servicio tras la reforma. «Hay algunas deficiencias estructurales que chocan con la inversión de 18 millones realizada», avanza el presidente del comité sobre estructuras de acceso del hospedaje, u otros remates de obra que dejaron sin cubrir la estructura mínima que se requiere para la plantilla. «Los primeros meses, trabajamos con ropa de calle; no había ni un espacio mínimo para vestuarios del personal», repasa.

La marca de León

La oferta de hospedaje del área reformada y estrenada en diciembre rebosa todo el verano

Este camino al primer año desde la reapertura coloca a los empleados en la posición de recordar lo que fue San Marcos y la aspiración de lo que puede ser: si no lo es, además de por el vuelo de alas cortadas sin la segunda fase, resulta porque la oferta en restauración camina a medio gas. «No hay personal para atender la demanda, y cremos que la empresa debería hacer un esfuerzo en ese ámbito para optimizar todos los recursos de los que dispone ahora el Parador».

Falta personal, además de poner en marcha la estructura, tal y como explica Paniagua. La añoranza del San Marcos de los 80.000 cubiertos al año contrasta con este que no admite celebraciones, banquetes, más allá de los límites impuestos por las restricciones de contención a la pandemia. El Parador de la capital leonesa dispone de una estructura sin equipar; la reforma dejó armada una gran cocina en el sótano que no tiene fogones; otra, contigua a la zona superior del claustro, donde está previsto acristalar el perímetro para acondicionar una nueva estancia comedor, ideada para emplatar la producción que llegaría en unos carros que no caben en el ascensor. Y unos corsés horarios que perjudican a los clientes no alojados en el Hostal; el restaurante no permite reservar mesas para la horquilla de comida más tarde de las 14 horas. «Con más personal y un poco de disposición para optimizar el servicio de restauración que tiene recursos, se ampliaría la capacidad, la presencia, la actividad», vaticina.

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