Diario de León

Asaja alega contra dos parques eólicos proyectados en Payuelos

Ambos parques ocupan más de 186 hectáreas en tierras de cultivo

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León

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La organización agraria Asaja León anunció ayer que presentará alegaciones a los parques fotovoltaicos Otero y Las Majadas, por considerar que perjudican los regadíos de Payuelos, según informó ayer el sindicato en un comunicado. La solicitud de autorización administrativa previa y evaluación de impacto ambiental de los dos proyectos se ha publicado este jueves en el Boletín Oficial de la Provincia de León.

Los proyectos se pretenden implantar en la zona agrícola conocida como Los Payuelos, viéndose afectados los municipios de Santa María del Monte de Cea, Valdepolo y sobre todo El Burgo Ranero. Asaja explicó que ambos proyectos ocupan una superficie de 186,27 hectáreas que en la actualidad son tierras de cultivo propiedad de las juntas vecinales, unas tierras que tendrán que dejar de cultivar los agricultores locales, viendo reducida su explotación, sin compensación alguna por ello.

«La evacuación de la electricidad hacia el centro y sureste de Luengos, en el municipio de Santas Martas, supone atravesar con un tendido eléctrico de alta tensión la zona de los nuevos regadíos de Payuelos, causando importantísimos perjuicios a los propietarios y arrendatarios de estas fincas de regadío», ha denunciado Asaja. Según el control que lleva la organización de este tipo de inversiones, los proyectos publicados en boletines oficiales para iniciar los trámites administrativos de autorización e impacto ambiental, suman ya 52 en la provincia de León, con una potencia de 3.604.699 kilovatios, y una superficie agrícola ocupada de 7.917 hectáreas de terreno. Asaja consideró que todos los proyectos fotovoltaicos, junto a sus líneas de evacuación, son perjudiciales para los intereses agrarios de la provincia, por lo que está presentando alegaciones a todos ellos y ha animado a los agricultores afectados a que hagan lo propio.

El sindicato señaló que las juntas vecinales, muchas veces gestionadas por quienes no viven habitualmente en los pueblos, están dando la espalda a sus vecinos agricultores atraídos por unos futuros ingresos que tan siquiera son necesarios para ejercer sus competencias propias.

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