Diario de León

«La Justicia es muy lenta. Hemos sufrido muchísimo»

Las familias de las víctimas reclaman que el tribunal sea «implacable» y que los acusados «paguen, porque nosotros ya hemos pagado»

Familiares de los mineros fallecidos increpan a los acusados a la salida del juzgado. RAMIRO

Familiares de los mineros fallecidos increpan a los acusados a la salida del juzgado. RAMIRO

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Un cartel con las fotos de los seis mineros fallecidos y seis rosas rojas representaban ayer el dolor y el hartazgo de las familias de Carlos Pérez, Manuel Moure, Antonio Blanco, Orlando González, José Luis Arias y Roberto Álvarez a las puertas del edificio de los juzgados de León.

Bien temprano, los familiares, varios de ellos ataviados con camisetas negras reclamando justicia, esperaban el inicio de la vista oral que siete años y medio después del accidente en el Pozo Emilio del Valle de la Hullera Vasco Leonesa, esclarecerá cuáles fueron las causas del siniestro y, sobre todo, si la tragedia fue fortuita e inesperada o se veía venir y nadie hizo nada al respecto.

Toñita, la madre de Manuel Moure, contenía la indignación y el gesto pero aún le salieron las palabras para expresar ante los medios el sufrimiento que ha acumulado en los últimos años. «La justicia es muy lenta y hemos sufrido muchísimo durante estos años, ahora esperamos que la justicia nos haga caso y que, por favor, se hagan las cosas como se tienen que hacer». No tiene dudas de que no es el azar el culpable de la desaparición de su hijo y de sus compañeros y recuerda cómo Manuel llevaba tiempo avisando de que algo iba a pasar. «Un día va a haber algo, porque esto se está haciendo mal», cita a su hijo fallecido y por eso pide que la justicia «sea implacable con ellos y que paguen lo que tienen que pagar, porque nosotros ya llevamos bastante pagado». «A nuestro hijo no nos lo van a devolver», añade Toñita, que insiste en que la tragedia «se podría haber evitado sin coste ninguno». Cerca de ella su marido Manuel se expresa como quien agota sus últimas fuerzas para llegar a la meta y espera que la justicia, al fin, «haga su trabajo».

El momento más tenso de la larga espera llegó con las informaciones de que el juicio se había suspendido. «Esto es una vergüenza» fue la expresión más escuchada entre los familiares que aguardaban en la puerta. «Han tenido tiempo suficiente, casi ocho años para pedir lo que necesitan. Y ahora vienen con estas, nos están tomando el pelo», lamentaban los afectados, que poco después increparon a parte de los acusados a la salida del juzgado. «Siete años y medio que ellos han estado haciendo lo que han querido con sus familias y que nosotros hemos pasado sufriendo y gente que ni siquiera ha podido ver que se ha hecho justicia».

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