La marcha negra, quince años después

Hasta el 7 de octubre el Centro del Urogallo de Caboalles de Arriba acogerá una exposición sobre La Marcha Negra, la huelga de los mineros lacianiegos que en enero de 1992 paralizó todo el valle. Hoy, quince años después, aún se sigue recordando la hazaña de los mineros que, después de recorrer andando 515 kilómetros con sus monos de trabajo, llegaron a Madrid para reivindicar mejoras en el sector y evitar los despidos con los que amenazaba la Minero Siderúrgica de Ponferrada al cerrar parte de sus explotaciones. En el Centro del Urogallo recoge maquetas de minería cedidas por Alfredo Fernández Amigo, fotografías de Genaro Otero, todo ello acompañado por fotografías, recortes de prensa y documentación audiovisual que ha cedido el sindicato Comisiones Obreras. Largos fueron los ríos de tinta que se escribieron durante los 18 días que duró la marcha a Madrid. Los mineros entraron a la capital escoltados por los medios de comunicación. El audiovisual se proyectará los lunes, los miércoles y los viernes, a las 18.00 horas. La muestra podrá visitarse en el horario del Centro del Urogallo, de lunes a domingo de 10.00 a 14.00 horas y de 16.00 a 20.00 horas. La movilización de los mineros a principios de aquel año, cuando España acogía por primera vez unas olimpiadas y una Exposición Universal a la vez, se oyó en todos los rincones. Pero fue en el valle donde los trabajadores recibieron el mayor apoyo ya que aquel mes las calles de Villablino se quedaron desiertas. Los bares, los comercios, la industria... todo se paralizó como apoyo a la principal fuente de ingresos de aquel entonces en la comarca, la minería y sus trabajadores. Los mineros se hicieron oír y fueron recibidos en el ministerio. Dos meses de huelga, cortes de carreteras, peleas y manifestaciones, ocho mineros encerrados durante 52 días bajo tierra y la marcha de otros quinientos hasta Madrid consiguieron hacerse un hueco en la historia de España del siglo pasado.