Diario de León

Las monjas ya pueden cerrar la venta del convento al solucionar la herencia

Los jueces validan la compraventa del cenobio en 1921 a un vecino de Galleguillos.

El convento de Grajal de Campos fue utilizado por las Carmelitas durante 125 años.

El convento de Grajal de Campos fue utilizado por las Carmelitas durante 125 años.

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pilar infiesta | redacción
León

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Las Carmelitas Descalzas han solucionado vía judicial los ‘flecos’ sobre su herencia en Grajal de Campos, lo que las permitirá cerrar la venta del convento de Cristo Crucificado al empresario Oscar Mata «por mucho menos del millón de euros del que se habla», reconoce la hermandad. Las monjas han logrado que el juez reconozca que son las dueñas del cenobio y de varias fincas en la localidad, a través de un expediente de dominio.

Además, el juzgado de primera Instancia e Instrucción número 1 de Sahagún les acaba de dar la razón sobre la validez de un contrato de compraventa de 1921, que sirvió para adquirir a un vecino de Galleguillos el cuarto tribuna extramuros de la villa de Grajal, contiguo a la iglesia-convento, de 85 metros cuadrados en dos plantas, y de la parcela de más de dos hectáreas donde los Franciscanos fundaron en 1599 el monasterio que las Carmelitas Descalzas ocuparon en 1881.

La sentencia indica que está compuesto por «casa, corrales, viñedo, alameda, tierra de labor para cereales y hortaliza, un estanque y dos fuentes», que lindan al Norte con la iglesia de Nuestra Señora de La Antigua. «Se trata de un juicio declarativo posterior al expediente de dominio que era necesario», explican las religiosas. En él, las monjas «demandan» a cuatro hermanas fallecidas, que llegaron a Grajal en el siglo XIX y actuaron de testigo en la compraventa, y a «los posibles ignorados herederos». Superado ese trámite legal, ya pueden registrar a su nombre ambas propiedades y transferírselas al empresario, si sigue interesado en adquirir el inmueble, ya que los problemas con la herencia y el estado del edificio le habían desanimado el 2011 a transformar el convento de 4.000 metros cuadrados en un complejo hostelero de cuatro estrellas con 30 habitaciones, spa, gimnasio, bodega y restaurante, como preveía.

Mata, que llegó a ser detenido por desalojar a la cofradía San Antonio del local que usaba en el convento, elude ahora comentar detalles de la posible operación. El alcalde, Francisco Espinosa, asegura que le está agradecido por encargarse del inmueble abandonado por las monjas el 2006, ya que «con pequeñas obras en su interior evita que termine por caerse y que se llene de okupas».

Las Carmelitas vivieron 125 años en el convento de Grajal, que decidieron abandonar hace siete años acosadas por la ruina y la voracidad destructiva de las termitas, según dijeron. En su viaje a Toledo se llevaron tres tallas de gran valor que el pueblo reclama. Hasta ahora, el Vaticano y los jueces las amparan.

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