Diario de León

PEDERASTIA EN LA IGLESIA

Una nueva denuncia contra Ramos puede acarrear su expulsión del estado clerical

Si se confirma la acusación, el sacerdote habría abusado al menos de cuatro niños

Imagen de algunos de los alumnos del seminario menor de La Bañeza durante los años de los abusos. DL

Imagen de algunos de los alumnos del seminario menor de La Bañeza durante los años de los abusos. DL

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CRISTINA FANJUL | LEÓN
León

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La tercera denuncia que en los próximos días puede llegar a la Diócesis de Astorga contra el sacerdote José Manuel Ramos Gordón por abuso sexual de un nuevo estudiante del colegio Juan XXIII de Puebla de Sanabria podría acarrearle la máxima pena: la expulsión del estado clerical. Un experto canonista consultado por Diario de León explica que el Derecho Canónico prevé que el juez puede castigar con mayor gravedad que la establecida en la ley o en el precepto si después de una condena, el acusado continúa delinquiendo «de tal manera, que por las circunstancias pueda prudentemente inferirse su pertinacia en la mala voluntad». Asimismo, la ley canónica recoge la misma pena para quien está constituido en alguna dignidad, o abusó de su autoridad u oficio para cometer el delito y establece la sanción en los casos en los que se haya previsto lo que habría de suceder, «y sin embargo omitió las cautelas para evitarlo que hubiera empleado cualquier persona diligente». «Ramos Gordón cumple los tres, con lo que no sería raro que ocurriera. Ya pasó en 2016. En Oviedo, al padre Chus se le expulsó», destaca este sacerdote, que añade que, en cualquier caso, la decisión final depende de cada obispo o de la Congregación para la Doctrina de la Fe. «Pero no hay taxatividad penal. El canonista advierte además de que a la edad del sacerdote no tendría sentido el tratamiento psiquiátrico que en ocasiones se obliga a recibir a los sacerdotes para controlar sus pulsiones.

La semana pasada, Diario de León informaba de la existencia de una nueva víctima del cura pederasta. Este antiguo alumno del colegio zamorano Juan XXIII asegura que los abusos se prolongaron durante cinco años, los comprendidos entre sexto de EGB y 1º de BUP, año en el que el estudiante abandonó el centro. La víctima, procedente de León, llegó a Sanabria con diez años, corría el año 1978, e ingresó en el internado porque sus padres, emigrantes los dos, trabajaban en Francia. Los presuntos abusos de José Manuel Ramos Gordón contra este menor se producían durante la noche. En el internado, los alumnos se repartían en tres dormitorios: en el primero dormían los alumnos de 5º y 6º de EGB, en el segundo los niños de séptimo y octavo y había uno más en el que estaban las camas de los estudiantes de BUP. J describe las agresiones de la misma manera que las otras dos víctimas de Ramos Gordón (Javier y H.H). «Se arrodillaba junto a la cama, me bajaba los pantalones y comenzaba»... J. no quiere concretar más y tampoco hace falta. «Qué si lo sabían el resto de sacerdotes? Yo no puedo decir nada sobre eso porque no lo sé, pero lo que está claro es que ninguno denunció porque, simplemente, no podíamos». J subraya el poder que en los años ochenta tenía la Iglesia en España «como para decir algo. Me habrían matado», destaca.

José Manuel Ramos Gordón comenzó esta misma semana su segunda condena canónica: diez años de reclusión en un monasterio fuera de la Diócesis de Astorga por abusar de otro alumno del colegio Juan XXIII. La primera de ellas, por agredir a dos hermanos gemelos en el seminario menor de La Bañeza, se saldó con un año de retiro, durante el cual tuvo la oportunidad de recibir al menos dos homenajes por parte de los feligreses.

José Manuel Ramos Gordón. LA OPINIÓN DE ZAMORA

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