Diario de León

CAMPO

La PAC alienta el retroceso de los pastos de siega en Picos de Europa

Las medidas de la UE han perjudicado a un ecosistema que protege la Directiva Hábitats.

Imagen de archivo de una pradera en Soto de Sajambre, uno de los puntos elegidos para estudiar las praderas de Picos. JESÚS F. SALVADORES

Imagen de archivo de una pradera en Soto de Sajambre, uno de los puntos elegidos para estudiar las praderas de Picos. JESÚS F. SALVADORES

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A. Domingo | Redacción
León

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La superficie de pastos de siega ha caído en Soto de Sajambre en un 74% entre los años 1956 y 2017, el mayor porcentaje registrado en el estudio Diagnóstico de la situación de prados de siega en el suroeste europeo: análisis diacrónico de en el Parque Nacional de los Picos de Europa, del Instituto de Recursos Naturales y Ordenación del Territorio (Indurot), de la Universidad de Oviedo. Se trata de la mayor caída de los tres puntos tomados como referencia en Parque Nacional de Picos de Europa, junto a Sotres, en la vertiente asturiana, y Fuente Dé, en Cantabria, y, al margen de otros aspectos, es las política agraria de la Unión Europea la causante de la caída.

Resulta paradójico que las medidas que ha impulsado la Unión Europea en ganadería perjudiquen a un ecosistema generado por la actividad ganadera durante siglos, que, al mismo tiempo, trata de impulsar la Administración europea, con la inclusión de los prados de siega en la Directiva Hábitats entre los hábitats amenazados.

La superficie para este aprovechamiento no sólo cae en el parque, sino en todo el continente, pese al «gran valor botánico y faunístico» de estos parajes, al albergar «un buen número de lepidópteros y otros insectos importantes para la polinización», según destaca el estudio, que se encuadra en el programa Interreg de Cooperación Territorial del Espacio Sudoeste Europeo (Sudoe) SOS Praderas, que se cerró a principios de mes.

Las investigadoras del Indurot que firman el estudio —Pilar García Manteca, Laura García de la Fuente y Verónica González Iglesias— seleccionaron para elaborar su informe «áreas con una extensión mínima de 1.000 hectáreas, que incluyesen abundantes parcelas con prados de siega». Atribuyen el retroceso de este agroecosistema a factores socioeconómicos y cambios en el manejo del ganado, además del «escaso apoyo de la Política Agraria Común (PAC) a la siega tradicional».

Las medidas de «ajuste estructural de la ganadería tradicional» afectan a la pérdida de pastos de siega a partir de 1960, explica el documento, que añade que el proceso «se aceleró y generalizó» entre 1990 y 2000 debido al deterioro del sector «por la evolución de los precios» de la leche y de la carne, «los programas de abandono de la producción lechera y el cese anticipado», así como la instauración de las cuotas nacional de producción lechera en 1993, que dio lugar a «la concentración de derechos de producción por parte de pocas explotaciones, que aumentaron de tamaño, situadas en las condiciones y zonas de explotación más productivas». En Picos, donde el vacuno de leche y en otras zonas de montaña «la escasa rentabilidad que suponía» la reorientación de las explotaciones ganaderas supuso su «cese progresivo».

A este panorama se añadió «el desacoplamiento de las ayudas» de la PAC con respecto a la producción, que pasaron a depender ya en este siglo de «las superficies necesarias para mantener cargas ganaderos sostenibles y no sólo al tamaño de los rebaños».

La pendiente de los terrenos, el abandono de las fincas de los terrenos más alejados de pueblos y vías de comunicación, el éxodo rural —entre 1960 a 2016 Sotres y Soto de Sajambre redujeron su población de un 70-75%—, la imposibilidad de mecanizar parcelas de reducidas dimensiones y dificultades orográficas, son otros de los factores que han influido en el proceso.

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