Diario de León

El 65% de España padecerá estrés hídrico en el 2030

En los últimos años, el desarrollo económico, la expansión urbana, el turismo y la agricultura han incrementado la presión sobre los recursos hídricos hasta el punto de que en el periodo 1975-2006 la demanda de agua en España ha aumentado entre

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|||| Cada vez se consume más agua y su cantidad y calidad disminuye. La UE confirma que en numerosos países de Europa su uso no es el adecuado y brinda recomendaciones para un nuevo enfoque en la gestión de los recursos hídricos. Según se indica desde el Servicio de Información y Noticias Científicas, sin contar con el uso ilícito del agua, en Europa se captan al año alrededor de 285.000 hectómetros cúbicos, lo que representa una media de 5.300 metros cúbicos por persona, el equivalente aproximado a dos piscinas olímpicas.

En este sentido, Jacqueline McGlade, directora ejecutiva de la Agencia Europea del Medio Ambiente (Aema), ha afirmado que, «por lo que al agua se refiere, estamos viviendo por encima de nuestras posibilidades. La solución a corto plazo para la escasez ha consistido en extraer volúmenes cada vez mayores de agua superficial y subterránea. La sobreexplotación no es sostenible y tiene un gran impacto sobre la calidad y cantidad del agua restante así como sobre los ecosistemas que de ella dependen. Hay que reducir la demanda, minimizar la captación y potenciar un uso eficiente».

Estrés hídrico

En el informe Impactos del cambio climático en Europa , elaborado por Aema, se indica que en España la sequía y el estrés hídrico ponen en peligro el abastecimiento de agua, debido sobre todo a la irrigación de los cultivos agrícolas. Pero, ¿qué es el estrés hídrico? Según el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, se conoce como estrés hídrico cuando la demanda de agua es más importante que la cantidad disponible durante un periodo determinado o cuando su uso se ve restringido por su baja calidad. El estrés hídrico provoca un deterioro de los recursos de agua dulce en términos de cantidad (acuíferos sobreexplotados, ríos secos) y de calidad (eutrofización, contaminación de la materia orgánica, intrusión salina).

Teniendo en cuenta esta definición, la mayor parte de España presenta alto riesgo de padecerlo, y sólo en Galicia y la meseta norte el riesgo es bajo y medio, respectivamente. En los últimos años, el desarrollo económico, la expansión urbana, el turismo y la agricultura han incrementado la presión sobre los recursos hídricos hasta el punto de que en el periodo 1975-2006 la demanda de agua ha aumentado entre el 50 y el 70%. España es el país europeo que más agua consume en el ámbito doméstico, con una media de 250 litros por persona y día, con una demanda que en algunas comunidades ya supera la oferta.

A esto hay que añadir los efectos del cambio climático que incrementarán la gravedad y frecuencia de las sequías lo que, unido al incremento de la temperatura, acentuará la evaporación agravando el estrés hídrico, sobre todo en verano. Además, la demanda seguirá creciendo, especialmente en el sur peninsular, donde la necesidad de agua para la agricultura es mayor, «con lo que se producirá una competición por este bien entre los distintos sectores (turismo, agricultura, energía) y usos», asegura el informe. Además, habrá menos lluvias, más intermitentes y violentas, y aumentarán las inundaciones y crecidas, dificultando su aprovechamiento. Aseguran los expertos, que en el año 2030 el 65% de la población española sufrirá estrés hídrico, casi el doble que en la actualidad.

El estrés hídrico no afecta sólo a nuestro país. Aema señala que en Europa el consumo de agua ha aumentado una media de 50 milímetros cúbicos por hectárea y año. Entre los países que más han contribuido a elevar esta cifra están España, Italia, Grecia, el sur de Francia y Alemania, donde oscila entre 150 y 200 metros cúbicos por hectárea y año. En la actualidad, ocho países europeos padecen estrés hídrico: Alemania, Reino Unido, Italia, Malta, Bélgica, España, Bulgaria y Chipre, que representan un 46% de la población europea.

En otro estudio de la Comisión Europea se asegura que el consumo de agua se podría reducir entre un 20 y un 50%. Para ello, recomiendan el aumento de la eficiencia de las tecnologías y dispositivos de ahorro y reutilización, la mejora de las redes de distribución y el consumo responsable entre la población, que incluiría medidas como el etiquetado ecológico, la certificación ecológica o los programas educativos en las escuelas.

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