Diario de León

Las fotos perdidas de luzzatti

Un castillo en el desván

El ingeniero Luzzatti hacía fotografías. Publicaba en el ABC y hace más de cien años tomó 14 imágenes del castillo de Ponferrada que nadie conocía

Imagen de la entrada con los arcos intactos. El de la izquierda fue derribado en 1909. El gobernador se quejó cinco años después.

Imagen de la entrada con los arcos intactos. El de la izquierda fue derribado en 1909. El gobernador se quejó cinco años después.

Ponferrada

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El tesoro estaba en el desván. Y llevaba allí cuarenta años y otros sesenta en cajas de cartón. Catorce fotografías inéditas del castillo de Ponferrada, tomadas en una fecha indeterminada entre finales del siglo XIX y principios del XX por un ingeniero de ferrocarriles italiano afincado en el Bierzo, —Gustavo Luzzatti dal Pozzo, nacido en Porpetto (Udine) allá por el año 1857, y casado con la ponferradina Margarita Quiñones Armesto— estuvieron durante el último un siglo olvidadas en el instituto Conde Diego Porcelos de Burgos junto a la colección de dos mil clichés y placas adquirida por un antiguo profesor del centro, Isidro Gil Gavilondo.

Nadie sabe donde pudo adquirir las 14 imágenes Gavilondo —enamorado de la fotografía, pintor y profesor de dibujo en el instituto burgalés— y muy poco se conoce también del propio Luzzatti, según reconoce el profesor e historiador berciano Miguel Jota González, que ha escrito por primera vez de la figura de fotógrafo aficionado en el último número de la revista Bierzo , editada por el rectorado la Basílica de La Encina, y donde también ha publicado la serie del castillo que ahora reproduce Diario de León.

Las imágenes muestran un castillo ruinoso, tomado por la maleza, con la entrada tapiada por troncos de madera y las viviendas que hasta hace pocos años escondían parte de las muros de la zona del Mirador de la Reina, en la calle Gil y Carrasco, y en torno al Castillo Viejo, junto al edificio de las cuadras que hoy alberga a la Oficina de Turismo. Sin rampa de acceso, los alrededores del castillo eran un campo de juegos para los niños, que aparecen en dos de las mejores imágenes de la serie, seguramente posando para el fotógrafo. Una de las fotos en la que se ve una farola con una bombilla ofrece una buena pista para fechar las imágenes entre 1892, momento en que se instaló en Ponferrada el alumbrado eléctrico público y 1909, cuando el Ayuntamiento que presidía Manuel Vega Lordén derribó el arco izquierdo del puente levadizo del foso que se aprecia en buena parte de la serie de Luzzatti para construir un paseo, según recogen los historiadores Vicente Fernández, citando las actas del Ayuntamiento, y José María Luengo.

Aquella demolición —cinco años después, el gobernador de León pedía el acta del derribo, espantado— y el abandono que sufría por entonces la fortaleza en ruinas contrasta con el estado actual del castillo, reconstruido siguiendo un plan director del arquitecto Fernando Cobos, y convertido en el principal reclamo turístico de la ciudad.

Un joven de 25 años

A Luzzatti lo había traído a Ponferrada el tren. Ingeniero de la Compañía de Ferrocarriles del Norte, apareció por la ciudad en 1882, con apenas 25 años, y en Ponferrada se casó con una joven que pertenecía a una de las grandes familias de ferreros del noroeste de España. Desde la capital berciana, Luzzatti viajó por todo el noroeste. Lugo, donde nació su hija Teresa, o La Coruña, fueron algunos lugares donde estableció antes de regresar a la ciudad al heredar una parte de la casa de los Quiñones en el número 4 de la calle Ancha, que a partir de entonces se convertirá en su residencia de verano, según cuenta Miguel Jota citando al diario coruñés El Noroeste .

En el caserón situado frente al instituto Gil y Carrasco, reconvertido hoy en negocio hostelero, se casaría su hija Teresa, pionera del movimiento feminista en España, con el capitán de artillería Jovino López Rúa, ayudante del marqués de Cavalcanti y colaborador del diario gallego que publicó una reseña del enlace.

Aficionado a la fotografía, Luzzatti colaboró con el diario madrileño ABC a principios del siglo pasado. Jota ha rastreado el trabajo del ingeniero. «Hay dos imágenes de él, de 1907, de unas maniobras militares; de la descarga de material en la estación de Ponferrada y de la instalación del campamento en Bóveda (Lugo)», asegura. Su puesto de ingeniero le llevó en 1912 a asistir a la inauguración de la cantera de Peñamala y también entonces aprovechó para tomar dos de las fotos que se reproducen en este reportaje y que originalmente aparecieron en La Luz de Astorga .

De Gustavo Luzzatti también aparece una alusión en otro periódico, El Liberal de Madrid, a raíz de la muerte en combate de su hermano Ugo, comandante italiano de artillería, durante una de las batallas del Isonzo de 1916, en plena Primera Guerra Mundial. «Español de adopción que reside entre nosotros desde hace mucho tiempo», decía el diario madrileño al citar al hermano del comandante fallecido mientras luchaba contra los austríacos.

«De Luzzatti no había ninguna referencia histórica y era un fotógrafo desconocido», cuenta Jota , que oyó hablar por primera vez del ingeniero hace tres décadas, cuando el instituto en el que imparte clase amplió su patio y fue necesario contactar con los herederos del caserón del número 4 de la calle Ancha. No se imaginaba entonces que treinta años después, y durante una reunión en Valladolid de los coordinadores de la asignatura de Historia de España a mediados del curso pasado, se iba a enterar de que en un desván del instituto Conde Diego Porcelos de Burgos habían aparecido dos mil fotografías de la colección de un antiguo maestro. Y entre todas las placas y clichés, 14 imágenes inéditas del Castillo de los Templarios, firmadas por un tal G. Luzzatti. Y Jota comenzó a atar cabos.

La herencia de Gavilondo

El claustro del instituto burgalés ya ha clasificado las imágenes que adquirió Isidro Gil Gavilondo a lo largo de su vida. Las placas de buena parte de la colección, donada al centro por la familia del antiguo profesor a su muerte en 1917, permanecieron casi un siglo ocultas en cajas de cartón, aunque las fotografías reveladas en papel se conservaban desde 1967 en la biblioteca, y algunos negativos en el laboratorio de Física y Química y otras diapositivas de vidrio, en los laboratorios de Ciencias Naturales. La gran mayoría de la colección, sin embargo, estaba arrinconada en el desván desde hacía más de cuarenta años. Y allí seguirían si una profesora que buscaba un proyector antiguo no las hubiera encontrado por casualidad, según contaba este verano el Diario de Burgos . Hoy, todo el archivo está digitalizado y no han aparecido más fotografías de Luzzatti ni de Ponferrada, reconocía esta semana el historiador berciano.

Y poco más se sabe de Luzzatti, salvo la forma en que murió.

La nieve de Busdongo

El 21 de diciembre de 1917 había nevado en el norte de la provincia de León. El ingeniero de la Compañía de Ferrocarrilles del Norte viajaba entre las estaciones de Busdongo y Villamanín cuando el vagón quitanieves equipado con una cuña que estaba probando junto a dos ingenieros y el montador descarriló en el puente de Baños, se precipitó hacia el río Bernesga y arrastró a la locomotora. La paradoja es que Luzzatti del Pozzo, nacido en Porpetto, Udine, y con un hermano muerto en la Gran Guerra, había escrito un largo artículo sobre los accidentes ferroviarios unos años atrás. Unos días después, el diario madrileño ABC publicaba la única imagen del ingeniero que se conoce para rendir homenaje a su colaborador fotográfico.

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