Diario de León

115 años de comedor social

"La mayor necesidad sigue siendo la comida"

La Asociación Leonesa de Caridad cumple hoy 115 años de vida con un nuevo servicio, un centro de día para complementar al comedor social, su buque insignia. «La mayor necesidad sigue siendo la comida», afirma Félix Llorente.

Sor Esther, directora del comedor social de la Asociación Leonesa de Caridad sirviendo las comidas de ayer. FERNANDO OTERO

Sor Esther, directora del comedor social de la Asociación Leonesa de Caridad sirviendo las comidas de ayer. FERNANDO OTERO

León

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Pocos meses después del primer número del Diario de León, el 3 de febrero de 1906, nacía la Asociación Leonesa de Caridad. El rey había firmado un decreto para relevar del pago de aduanas por heno, granos y forraje para el ganado en las provincias del Norte; los panaderos Clemente Vázquez y Porfirio Torrellas anunciaban la rebaja del pan en el Diario de León... pero todo era poco para paliar la crisis que se vivía aquel otoño de 1906 después de un verano marcado por «la pertinaz sequía».

La tarde del 18 de noviembre, se celebró en el salón de plenos del Ayuntamiento de León una singular reunión por iniciativa del ingeniero de obras Manuel Diz, que estaba al frente de Cruz Roja, y bajo la presidencia del alcalde y demás fuerzas vivas. El propósito era crear un comedor para los pobres.

La Asociación Leonesa de Caridad nacía con el mismo fin, que en un escenario social y económico diferente, sigue cubriendo 115 años después. «La mayor necesidad sigue siendo la comida», afirma Félix Llorente, presidente de Asleca.

Las Hijas de la Caridad se hicieron cargo del comedor casi desde su creación. Seis permanecen en la casona de Puerta Obispo: sor Esther, sor Consuelo, sor María, sor Isabel, sor Albina y sor Antonia. Cada una en su puesto, desde la puerta de entrada hasta la cocina y la casa de acogida para víctimas de violencia de género que gestiona la entidad desde 1987.

El comedor suministra a diario alrededor de 250 servicios en las tres comidas. Más de un centenar de personas acuden a comer, entre 80 y 90 a cenar y de 45 a 60 para desayunar. Cada año son más de 700 los usuarios del servicio de comedor con más de 85.000 servicios en total.

Dos pandemias, una guerra en la que se llegaron a servir dos mil raciones diarias de rancho y numerosas crisis han mudado las caras de la pobreza en León. En la vieja casona solariega en la que se llegó a criar un cerdo para dar sustancia a los platos del comedor en otros tiempos, la pandemia ha obligado a colocar cortinas de plástico entre las mesas y en la línea de servicio que separa la cocina del comedor, entre otras medidas de higiene. Esta misma semana han estrenado un lineal para mantener caliente la comida, que se enfriaba rápidadmente por la temperatura y el abundante número de platos que se sirven.

«La pandemia nos trastocó todo el día a día, multiplicó los gastos y el trabajo y tenemos que dar de comer en dos turnos por la mayor separación de las mesas», explica Llorente. No dejaron de servir comidas «ni un solo día» y contaron «con ayudas extraordinarias, en particular del Ayuntamiento de León, que durante dos meses nos dio las comidas, al vernos obligados a cerrar la cocina por un contagio de covid», añade.

Tampoco se pararon los nuevos proyectos. La asociación estrena un centro de día tras la obra de reforma realizada sobre el espacio de las antiguas duchas y baños gracias a la aportación de un donativo. Una sala de estar con mesas, sillas, periódicos y ordenadores es ahora la puerta de entrada al comedor social. Se llena poco antes de las comidas y el objetivo es que se convierta en un espacio de «convivencia y aprendizaje», comenta sor Esther, al frente de la comunidad de seis Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl que son, junto al voluntariado, «los pilares de la obra», precisa el presidente.

«La pretensión no es solo dar de comer, queremos darle una dimensión pedagógica y educativa de respeto a los horarios, higiene y comportamiento», explica sor Esther. No siempre es fácil, sobre todo con las personas que viven en la calle. El perfil de los usuarios son hombres (acuden un 10% de mujeres) de entre 35 y 60 años y con mucha prevalencia de adicciones a alcohol y drogas, desempleados y personas con problemas de salud mental.

La obra de los aseos y duchas ha dejado sitio también para una sala vestuario para el voluntariado y un espacio para la peluquería y el ropero. La higiene y la lavandería es otro servicio que presta Asleca, con más de 200 personas que acuden cada año y más de 500 servicios.

La acogida y apoyo social y laboral a mujeres víctimas de violencia de género y sus hijos e hijas menores es otra de las misiones que se desarrollan puertas para adentro de la Casona de Puerta Obispo.

Un siglo y 15 años después de su fundación, la Asociación Leonesa de Caridad cuenta con los donativos de casi medio millar de personas para sufragar el 80% de los gastos, que se elevan a casi medio millón de euros al año. El 20% restante lo aportan instituciones como el Ayuntamiento de León, la Diputación y la Junta de Castilla y León.

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