Diario de León

Cuando el ictus rompe el cerebro

Novecientos leoneses sufren cada año un ictus. Los especialistas demandan la implantación de un protocolo de trabajo en red que reduciría a la mitad la dependencia por las secuelas

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carmen tapia | León

La arteria que lleva la sangre al cerebro se cierra o se obstruye por un trombo. Es el ictus o infarto cerebral es la primera causa de muerte en mujeres y la tercera en hombres. Junto al infarto de miocardio y el cáncer, el ictus es el principal motivo de incapacidad grave, tanto física como mental. Novecientos leoneses llegan al año a los hospitales de la provincia con un infarto cerebral. Uno de cada seis leoneses padecerá un ictus a lo largo de su vida. Un tercio de recuperará, otro tercio quedará con severas secuelas neurológicas y otros tantos fallecerán como consecuencia de esta lesión cerebral.

La ausencia de un protocolo específico empeora el pronóstico de las personas afectadas. Ningún hospital de la Comunidad, salvo el Clínico de Valladolid, tiene implantado el código ictus, un procedimiento sanitario que implica una coordinación interdisciplinar de profesionales durante las 24 horas del día que permite disminuir la permanente discapacidad y graves secuelas de la mitad de los afectados. «La puesta en marcha de este protocolo, que depende de la decisión de los gestores sanitario, implicaría tener disponible un radiólogo intervencionista y personal ayudante preparado todo el día», explica el radiólogo intervencionista del Hospital de León, Óscar Balboa. «En el Hospital de León no está disponible todos los días por la falta de personal, pese a que tenemos una unidad de ictus de las mejores de la Comunidad, con 6 camas disponibles y con la atención de 500 pacientes al año. En todo tratamiento es muy importante la organización. Mientras no exista conciencia y la administración sanitaria organice un acceso específico al tratamiento de esta patología no podremos atajarla con éxito», asegura este especialista.

¿Por que es importante la presencia de un radiólogo intervencionista?. Porque es el único especialista preparado para realizar una recanalización arterial con trombectomía mecánica (extracción del trombo y apertura de la arteria obstruida). Esta trombectomía consigue una recanalización en el 80% de los casos a los tres meses de ocurrir un ictus—es decir, una tadas de independencia para las actividades diarias— en un 50% de los casos.

«Con esta tasa de recanalización se consigue una buena evolución clínica a los tres meses de ocurrir un ictus—es decir, una tadas de independencia para las actividades diarias— en un 50% de los casos. Con un tratamiento estándar que se ofrece si no se activa el protocolo con la atención de los profesionales especializados, sólo se consigue una tasa de independencia del 25%. El resto quedan muy dependientes o fallecen». La implantación del código ictus, además de beneficiar a la salud del paciente, ahorra dinero. La rehabilitación y tratamiento de cada persona afectada cuesta a la sanidad pública una media de 15.000 euros al año. «Si no se interviene antes de seis horas para eliminar el trombo, el paciente puede quedar dependiente y con un grado elevado de dependencia los gastos anuales se elevan a 50.000 euros».

La Consejería de Sanidad lleva años anunciando la implantación del código ictus las 24 horas, pero la asistencia todavía no se hace de manera coordinada, como ocurre en Asturias o Murcia.

El ictus o infarto cerebral se presenta de manera súbita por una obstrucción o lesión vascular que conduce a la muerte de las células nerviosas. El mecanismo de lesión es igual que el del infarto de miocardio, aunque cursa sin dolor. El tratamiento y la rápida actuación son vitales para salvar vidas. «Es muy importante la conciencia social de los signos clínicos que pueden indicar un ictus y el establecimiento de los protocolos para establecer el camino que debe seguir el paciente».

Diagnóstico

El 90% de los ictus se producen porque una arteria de las que llevan sangre al cerebro se cierra o se obstruye por un trombo o coágulo. El otro 10% de ictus ocurren porque una arteria patológica (con una aneurisma, malformación o un defecto en su pared) se rompe y provoca una hemorragia cerebral. «Se sabe que la lesión isquémica es una patología evolutiva en las primeras horas del evento y que, dependiendo de la capacidad de reacondicionamiento de las arterias cerebrales, puede existir en esa zona lesionada en parte de tejido cerebral todavía recuperable en esas primeras horas», explica Óscar Balboa. Es decir, una parte del tejido cerebral puede seguir destruyéndose y convertirse en un infarto irrecuparable si se mantiene la falta de aporte sanguíneo en las primeras horas. «Es muy importante reconocer los síntomas más habituales para un diagnóstico rápido de esta patología y el tratamiento inmediato para intentar restablecer esta circulación arterial cerebral».

Una asimetría facial brusca al tratar de sonreir o un acorchamiento brusco de un lado de la cara; una pérdida de fuerza o un adormecimiento brusco en algún brazo, mano, pierna o pie con incapacidad para caminar y coordinar movimientos; una alteración repentina del habla; y una pérdida de visión durante unos segundos, son síntomas clave que inducen a sospechar de la presencia de un ictus. Cuando más se tarde en tratar el ictus isquémico cerebral mayor es la posibilidad de que genere daño cerebral y discapacidad. El primer tratamiento es la administración de un fármaco trombolítico en las primeras 4,5 horas. Cuando ya ha pasado ese periodo de tiempo, cuando por las circunstancias del paciente no se puede administrar esta medicación, o la clínica no mejorara o cuando el trombo es grande y ocluye una arteria principal, se pueden realizar técnicas percutáneas intraarteriales guiadas por radiología que consisten en introducir un catéter desde la arteria femoral en la ingle y guiarlo hasta la arteria cerebral que está obstruída. Una vez allí se abre un dispositivo que permite capturar y extraer el tromblo arterial que está originando la lesión. Este procedimiento, conocido como trombectomía mecánica, lo realizan los neurorradiólogos intervencionistas y lo recomendable en poder utilizar esta técnica en las primeras 8 horas del inicio del ictus cerebral.

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