Diez leonesas intrépidas

Diez semblanzas con sus diez retratos de otras tantas leonesas intrépidas son la propuesta que Ana María Villanueva, autora del libro Tiempo de Mujeres , ofrece este jueves (20.30 horas) en el espacio Espacio Yvium de El Cafelito. Es un acto organizado por Proconsi con motivo del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia en la que esta artista desvelará los logros de mujeres que lideraron espacios tan masculinos como la banca, como fue el caso de Catalina Fernández Llamazares y engrosaron las filas de las primeras universitarias leonesas tituladas en ciencias.

Sus trayectorias vitales y profesionales son una muestra de que cómo las mujeres demostraron que podían hacer todo lo que hacían los hombres en tiempos en los que aún coleaban las teorías sobre la inferioridad del cerebro femenino.

De Pilar Viñuela Tascón destacará que «fue alumna de Ramón y Cajal» en la Facultad de Medicina de Madrid donde estudió, alojada en la Residencia de Señoritas, y se especializó en Odontología. Esta mujer, cuyo esposo sufrió la represión franquista, abrió consulta en la casa Roldán de León. Cuando enviudó se quedó al frente de la fábrica de Chocolates Casimiro García.

María Palos es la más antigua. En Hospital de Órbigo se conoce bien la leyenda de esta mujer peregrina de época medieval que era expertas en ungüentos curativos y plantas medicinales que aplicaba en los caminantes de la ruta Jacobea.

Julia Morros Sardá, otra de las leonesas que estudiaron en la Residencia de Señoritas y estudió en Ginebra, París y Bruselas. Realizó un estudio antropométrico de la infancia leonesa que aún es de referencia. Casada con Salvador Ferrer, ambos sufren persecución al estallar la Guerra Civil y acaban exiliados en México. Retornaron en la Transición y llegó a dirigir la Escuela Normal de Guadalajara, apunta Villanueva.

La primera mujer que estuvo al frente de una botica en León. Delia Hidalgo, es otra de las intrépidas que rescata este recorrido. Natural de Riello, tras su matrimonio se traslada a Torrenueva (Ciudad Real), donde se puso al frente de la farmacia que heredó de su suegro y combatió el tifus.

La inventora del libro mecánico, en antecesor del libro electrónico, Ángela Ruiz Robles, que también fue maestra, es otra de las intrépidas leonesas que Ana Villanueva retrata hoy., junto a la primera médica leonesa, Nieves González Barrio, y la leonesa que participó en la redacción de la Constitución, Gloria Begué. El recorrido rescata la figura de Cándida Cadenas Campo, de Villaquejida, que destacó por desarrollar un programa de educación física para las niñas tras cursas estudios en Chicago y Kent con becas de la Junta de Ampliación de Estudios. En los años 30 simpatizó con las ideas fascistas y orientó estas investigaciones «al estudio del cuerpo femenino para mejorar la raza». Militó en la Sección Femenina de Pilar Primo de Rivera y fue confundadora de Las Flechas junto a Carmen Huernes. Sin embargo, acabó relegada por sus propios correligionarias durante la dictadura.