«Las mujeres son el 70% en la producción de alimentos en el mundo»
ana gaitero | león
Conectar soberanía alimentaria, biodiversidad y feminismo «es imprescindible para dar respuesta a todos los retos medioambientales y humanos del planeta», asegura Belén Verdugo, de la Asociación de Mujeres del Medio Rural en Valladolid.
Sobre estos tres ejes pivotará la charla que ofrece hoy en el foro de Economía Feminista en el Musac. Para garantizar la soberanaría alimentaria, señala, «hay que actuar sobre las políticas agrarias y alimentarias» que cada día expulsan del planeta a 255 pequeñas explotaciones familiares en favor de la agroindustria.
El resultado es que la producción pasa a manos de macrogranjas o explotaciones de grandes dimensiones.
Esta tendencia, agudizada en los últimos diez años, afecta de modo especial a las mujeres, que a nivel mundial son el 70% de agricultoras y campesinas y en Europa el 50% aunque sólo el 23% están reconocidas profesionalmente, subraya. «Queremos visibilizar el papel de las mujeres como mujeres con derechos y profesionales y cambiar el modelo», apunta. Una de las acciones que llevan a cabo desde su colecitvo con los cursos de emprendimiento para el empoderamiento, «para asumir nuestro liderazgo y capacidades».
Belén Verdugo recuerda que la ONU obliga a respetar el derecho a la tierra, condiciones laborales dignas y capacidad de decidir la alimentación en la Declaración Universal de los Derechos de los Campesinos y Campesinas y de la población del Medio Rural que aprobó a finales de 2018. Igualmente, la Unión Europea tiene planes estratégicos en esta línea.
La globalización, apostilla, «nos proporciona alimentos más baratos en teoría, pero en la práctica se disminuye la calidad, se pone en riesgo la salud y la gente productora desaparece». Además, la visión androcentrista de las políticas agrarias afectan a la biodiversidad. «No tiene sentido el monocultivo ni las grandes producciones que no alimentan a la gente», recalca.
El ecofeminismo y la agroecologías son son las herramientas teóricas y prácticas frente a la globalización y la agroindustria. «El ecofeminismo no choca con el feminismo tradicional. Ambos ponen los cuerpos, las fronteras y los cuidados en mayor conexión. Si las mujeres nos liberamos del trabajo de doméstico es para compartirlo, en la pareja o con políticas sociales».