Diario de León

Ignacio R. Alija Merillas | Médico Forense. Jefe de Servicio de Clínica Médico Legal. Instituto de Medicina Legal de León – Zamora, Dirección de Le

El suicidio en León desde la perspectiva del médico forense

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

El suicidio es una incidencia cotidiana en el trabajo del médico forense. Intervenimos en todo fallecimiento sospechoso de haberse desencadenado por un mecanismo autolítico, pues como muerte violenta que es, su investigación es obligada en virtud de lo establecido en la Ley de Enjuiciamiento Criminal. En la provincia de León, en el año 2018 se realizaron autopsias médico legales de 38 suicidios, 41 en el año 2019 y 50 en el 2020.

El perfil del suicida, en nuestra provincia, es el de un hombre, de una edad comprendida entre los 65 a 75 años, que fallece en su domicilio, en ámbito rural o núcleos de población que no son cabezas de partidos judiciales, y que recurre a la ahorcadura como método de elección para finalizar su vida.

El suicido femenino, en León, suele ser en una franja de edad anterior, siendo más frecuentes entre los 55 – 65 años, con los mismos antecedentes patológicos y lugares. Curiosamente, y al contrario de lo que se suele publicar de medias nacionales, en la provincia, recurren en un porcentaje importante a la ahorcadura, llegando a ser el segundo mecanismo autolítico más común, por detrás de la intoxicación.

La ahorcadura predomina tanto en medio rural como en el urbano. Las diferencias comienzan a verse en otros mecanismos: en núcleos de población por encima de 5.000 habitantes de la provincia de León, los siguientes más comunes son la precipitación y el uso de sustancias tóxicas, la mayoría de las ocasiones sobredosificación de fármacos que tiene pautados el fallecido o algún familiar. En núcleos rurales, se observa una mayor prevalencia, en el segundo lugar, de la sumersión, y el uso de tóxicos junto con el atropello en sus diversas variantes.

Son más infrecuentes, pero sí que aparecen en la línea temporal, todos los años, el uso de armas de fuego, el atropello, especialmente por ferrocarril, y el uso autolítico del arma blanca.

La enfermedad mental constituye un riesgo importante para la comisión de actos suicidas, presente el diagnóstico anterior en cinco de cada diez casos. Los trastornos más comunes, son los del estado de ánimo, en especial el trastorno depresivo mayor. El trastorno esquizoafectivo y la esquizofrenia son otros antecedentes importantes, seguidos, en mucha menor medida, por trastornos de personalidad. En dos de cada cinco casos, además, existían antecedentes de consumo abusivo de sustancias psicoactivas, predominando el alcohol; y en uno de cada cinco existía historia, de al menos, un intento autolítico anterior.

En los suicidios, la tarea fundamental de la medicina legal es, mediante la recogida y el atento examen de los indicios biológicos, determinar sin dudas que se trata de una muerte violenta en la que no ha intervenido una tercera mano, descartando así la posibilidad de un homicidio. Además, debemos establecer una causa inicial e inmediata del fallecimiento, una datación, lo más aproximada posible del día y la hora de esa muerte, y describir cualesquiera otras circunstancias que puedan ser de interés para la Instrucción del caso. Son objetivos que se comienzan a cumplir ya desde la diligencia del levantamiento del cadáver en el lugar de los hechos, y que tienen su continuación en la sala de autopsias. Y en ese afán, se aplican las mismas técnicas y procedimientos de investigación criminal que se usan en casos de homicidio.

Desde la medicina legal, hace mucho tiempo que se reclama que el suicidio sea considerado y aceptado como una dolorosa contingencia más, de las que puede haber en una experiencia vital, libre de temores atávicos y mitos arcaicos, que no ayudan en su estudio, y sí que contribuyen a su rechazo y desinterés. No existe culpabilidad en estas muertes, ni por el fallecido ni por sus familias, pero hay una responsabilidad en su prevención que nuestra sociedad debe aceptar.

Precisa un abordaje serio, desde el rigor del método científico, como se ha hecho con otros asuntos como la drogadicción, los accidentes de tráfico o la violencia de género, por poner ejemplos. Y desde ese enfoque, los Institutos de Medicina Legal, aunque parezca paradójico, tienen muchísimo que aportar. En la investigación médico forense de un suicidio se recaba un riquísimo caudal de información, pues no sólo se queda en el mecanismo y la data de la muerte. Se recogen además datos como edades, lugares, horas, fechas del año, enfermedades y medicaciones previas, estado de la persona en los últimos días o historial de intentos anteriores. En definitiva, se confecciona un cuadro minucioso y complejo de cada caso, con la experiencia del escrupuloso respeto a la dignidad del fallecido y sus familiares, y con un estricto cumplimento de la legislación sobre protección de datos. Llevamos años proporcionando nuestros conocimientos, experiencia y archivos en el estudio de asuntos tan sensibles como son la violencia de género o las muertes por drogas ilegales. Sólo hace falta una decidida voluntad social y legislativa, que ponga en marcha un sistema epidemiológico nacional organizado, que nos permita compartir tan rico y vasto tesoro de útil información, en la prevención de estas muertes.

tracking