Diario de León

Cuarenta años de risas y capotes

Pepín Burgos se despide hoy de la afición leonesa, en la temporada en la que dice adiós a los ruedos después de toda una vida recorriendo el mundo con el Bombero Torero

León

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Ha compartido cartel con El Juli, Emilio Muñoz y Paco Ojeda, entre otros. Todos amigos, aunque Diego Puerta es para él el número uno. Ha desplegado su capote por todo el mundo, desde España hasta Colombia, desde China al Líbano. Ha vestido el traje de luces durante cuarenta años, y ahora llega el momento de colgar los trastos. José Burgos, Pepín para los amigos, Pepito en los carteles, actúa hoy por última vez en León, en la temporada de su despedida. En invierno estrenará una vida nueva. ¿Cómo llega un madrileño de nacimiento, maragato de adopción y de corazón, a enrolarse en la aventura taurina del Bombero Torero? Pepín, pequeño, hijo de pequeño, padre de pequeño, nació en Madrid hace 55 años. A los cinco la familia se trasladó a Astorga, y desde pequeño acompañó a su padre, que trabajó en el circo, la televisión y el cine. Incluso en Silencio , con Ingrid Bergman. Sin antecedentes taurinos Pero antecedentes taurinos ni uno. Hasta que a través de su padre se puso en contacto con Eduardini y con el hijo del fundador del Bombero Torero, Pablo Celis. Entre el circo y el espectáculo cómico taurino, cogió un capote con quince años oficiales (un poco antes en realidad) y se lanzó al ruedo. «Antecedentes ni uno. A torear aprendí a base de tortazos, con los primeros aprendí dónde tenía que colocarme». Eso entonces. «Hoy con el capote no me coge ni uno. Tiene que ser muy malo, pillarme despistado o tirarme un cuerno. Si no, no me coge». Pepín sale al ruedo con su traje de luces, y es el encargado de lidiar con el capote. «Antes también poníamos banderillas, ahora está prohibido. Para mi mejor, porque los años no perdonan...». Pero antes eran otros tiempos. «En la época dorada del toreo había más de veinte compañías de toreo cómico, y todas tenían un montón de contratos. Hoy son apenas cinco, y cada vez tienen menos trabajo». El público va menos a los toros, y también a los espectáculos taurinos. «Las televisiones han tenido mucho la culpa». En el caso de los pequeños, a los problemas de la fiesta en general se suman los de las asociaciones que defienden sus derechos. «En parte tienen razón, pero hay que buscar alternativas. Los ayuntamientos deben implicarse, y reconocer alguna minusvalía, o incluirnos en las cuotas de empleo bonificado. Lo que está claro es que en igualdad de condiciones un empresario no contrata a un pequeño. Así que, el que no estudia, ¿qué futuro laboral tiene?». Burgos es un hombre combativo. Es miembro de la Mesa Consultiva Taurina, y vocal de varias asociaciones. Pero reconoce las limitaciones y los problemas de los enanos. Y se declara, a estas alturas, curado de espantos. Compañeros de cartel En lo taurino, ha compartido cartel con muchachos que luego han sido grandes figuras del toreo, como El Juli, Emilio Muñoz, Paco Ojeda, Dámaso González, Sevillita, Luis Miguel Encabo,... Ahora ya no hay parte seria en los espectáculos, ese vivero de toreros en el que dieron sus primeros pasos muchos maestros. A estas alturas son más de 4.000 los espectáculos en los que ha participado, por todo el mundo: Sudamérica, Estados Unidos, México, Francia, Portugal, Marruecos, China, Lïbano,... Y toda España, de lado a lado. Pepín Burgos no se considera «torero torero», pero desde luego siente el gusanillo de la afición. «Son muchos años en el espectáculo cómico, pero quién sabe qué hubiera sido yo si no fuera pequeño. Quizá albañil, quién sabe...». Siente una cierta nostalgia por la época dorada del toreo, que lo fue también del toreo cómico; y se muestra convencido de que los buenos tiempos no volverán. «Antes la gente iba a ver al Bombero Torero para divertirse, y acudía en masa a las plazas. Ahora las cosas son distintas». Sin embargo, sigue manteniendo la filosofía del espectáculo que se define como cómico, taurino y musical. «¿Para niños? Sí, entre tres y noventa años», se ríe. «Muchos padres van a vernos porque llevan a sus hijos. Luego disfrutan enormemente al ver cómo se divierten los niños, y ellos también acaban disfrutando de lo lindo». Al final de la temporada Ahora Pepín Burgos sólo piensa en terminar esta nueva temporada en los ruedos. Después, quién sabe. «No lo tengo decidido. Tengo ofertas para seguir relacionado con este mundo, como coordinador del Bombero, o como representante de plazas de toros, para llevar otro espectáculo,... No lo sé. A lo mejor lo dejo todo y me dedico a llevar a mi mujer a todos esos sitios que yo he conocido a través de mi trabajo». De momento, le queda un verano de reconocimientos. Hoy en León será uno de los más sentidos. El pequeño será objeto de un homenaje en el que los amigos le mostrarán todo el cariño que ha cosechado en estos años. «Sólo tengo que dar las gracias por todo lo que nos han dado a mi y a mi familia. Y decirles a todos que aquí tienen un amigo». 1397124194

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