Diario de León

Centros educativos cerrados: algunas consecuencias

Publicado por
Isabel Cantón Mayo. Catedrática de la Universidad de León
León

Creado:

Actualizado:

En este tiempo en el que hemos descubierto, un poco desconcertados, que era mejor ir a trabajar que estar confinados en casa, la Unesco acaba de publicar un informe sobre las consecuencias en el alumnado de este inopinado cierre de los centros educativos. Analizando sus advertencias y sintetizando su contenido nos adentramos en las dificultades que este tiempo vacío puede tener en las rutinas y actividades escolares, así como en el rendimiento del alumnado.

Aunque no se ha cerrado aún la posibilidad de continuar con el curso, los estragos que esta interrupción temporal y espacial en los escolares de todos los niveles es incalculable. Es verdad que se han apuntado ideas para la continuidad de los aprendizajes apoyados en las tecnologías, pero la presencialidad es insustituible en las edades escolares y más aún para los más desfavorecidos que no poseen o no dominan el aprendizaje online.

Por muy eficiente que se muestre el sistema telemático de educación, le falta la dimensión social de la misma para ser una educación integral. Recordar que si lo que se busca es únicamente la eficiencia, la instrucción, la mejor aula es un profesor y un alumno para tener el máximo rendimiento; pero si se busca la dimensión integral la educación debe complementarse con la parte social, con los compañeros en el aula y en el recreo (por ejemplo en la educación de príncipes hasta la escolarización del rey actual, los niños recibían solos con un preceptor los rudimentos del saber; este rey es el primero que recibió la enseñanza básica en un colegio). Se trata de la función de socialización de la escuela en la que juegan un papel decisivo las luchas, peleas, argumentaciones, juegos, víctimas, etc. que capacitan al alumnado para hacer frente a las vicisitudes, no siempre favorables, de la vida.

Por muy eficiente que se muestre el sistema telemático de educación, le falta la dimensión social de la misma para ser una educación integral

A la cuestión social se añade la cuestión parental, el origen social. No todos los alumnos poseen ni las herramientas ni las destrezas competenciales para seguir estas enseñanzas online, y entonces la cuerda se rompe por lo más débil. Lucas Cortázar señala que los resultados alcanzados evidencian que el sistema educativo español está lejos de mostrar un sistema equitativo a la hora de prestar servicios al alumnado en igualdad de oportunidades.

Mientras que la equidad, en relación con los resultados de evaluación externa es media o alta (según la métrica usada), el sistema educativo es poco equitativo en cuanto al logro educativo y lo es aún menos en cuanto a la repetición de curso.

Ello se traduce en que algunos aprovecharán este tiempo muerto y obtendrán mayor rendimiento de estos días tutorizados por sus profesores a distancia y por sus padres en casa; otros, en cambio, no tendrán ni lo uno ni lo otro, en el mejor de los casos compartirán un ordenador los hermanos y los padres. Este acceso desigual a las plataformas digitales también tendrá consecuencias académicas que incrementarán la brecha digital entre unos y otros.

No menos importante es la alteración de las rutinas escolares y de vida quedando el tiempo escolar en suspenso como si llegasen unas inopinadas vacaciones. Si ya es complejo el retorno a las aulas después de unas vacaciones normales, en estas extraordinarias, con la diversidad de experiencias vividas, la adaptación será aún más compleja: algunos presentarán su hoja de deberes completa, inmaculada y superarán las expectativas puestas en el modelo por sus padres y profesores; otros, en cambio, mirarán encogidos su aportación o su inercia académica, deseando que esto nunca se hubiese producido. Nuevamente los más desfavorecidos serán los más perjudicados.

La relajación de las normas de conducta puede darse con desigual incidencia en los hogares: algunos porque la madre, el padre o ambos, están casi ausentes al trabajar en el campo de la salud; otros, por cansancio, por agotamiento en el cuidado de los niños que a jornada completa genera estrés, agobio y hasta desesperación de los adultos, que tienen que ajustar sus tiempos dedicados al hogar a los nuevos huéspedes ruidosos. El caso es que los tiempos de los niños se escoran hacia la tele, el teléfono móvil, las peleas, los conflictos, etc. Saber gestionar este exceso de tiempo familiar supone disponer de voluntad, de formación y de estrategias específicas para convertir esa amenaza en una oportunidad. Proponer ejercicios de atención competitivos, como buscar el número de letras, el número de vocales, los minutos tardados en leer y comprender un texto, suponen sugerencias mínimas para esa gestión del tiempo infantil en casa.

Otra cuestión es la tentación, tanto en los padres como en el alumnado, de tirar la toalla, de dejar el curso, el centro o la escolaridad, fundamentalmente en los que están en los últimos cursos de enseñanza obligatoria. El abandono escolar es también mayor en los estratos de población más desfavorecidos y con la disculpa del contagio y la desconexión anterior se ve favorecido, con el agravante de tender a la delincuencia. Por ello recurrimos a Pitágoras que decía: educad a los niños y no tendréis que castigar a los hombres. Aquí la firmeza y la voluntad paterna juegan un papel decisivo: los chicos señalarán que sus padres o madres no necesitaron los estudios para ganarse el sustento e integrarse; mientras que éstos les deben hacer ver que con ellos hubiera sido más fácil hacerlo y más provechoso. Un dato que les ayude: el nivel de empleo en los países de la OCDE muestra que están empleados el 83% de las personas con educación universitaria; el 73 % de los que tienen educación Secundaria o Formación profesional y sólo el 55 % de los que poseen estudios básicos. Recordamos al respecto la frase de Einstein: el genio se hace con un 1% de talento y un 99% de trabajo.

tracking