Diario de León

Por la Educación pública, contra el veto parental

Publicado por
Joaquín Rodero | Comisión ejecutiva federal de Izquierda Republicana
León

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Izquierda Republicana rechaza firmemente el mal llamado pin parental que no es otra cosa que permitir a los padres no autorizar actividades complementarias en centros educativos que están incluidos en el currículo escolar.

A nuestro juicio, este derecho de veto es inconstitucional (tiene lo suyo que tengamos que ser nosotros los que apelamos a los aspectos positivos de la Constitución) y su aplicación conllevaría que muchos alumnos perdieran el derecho a la educación sobre materias muy importantes que tienen que ver con valores democráticos, éticos y cívicos, como la igualdad, la tolerancia y el respeto a todas las culturas, la lucha contra el machismo y la violencia de género, o la educación en la igualdad contra el racismo, la xenofobia o la exclusión. Nuestras leyes establecen unos valores comunes para la convivencia que no son objetables ni reducibles, ni se pueden rechazar a la carta.

Los republicanos defendemos que nadie en una democracia, ni sus propios padres, tienen derecho a impedir el derecho a la educación de los niños. La educación ética, cívica y en valores es esencial para la vida tanto como las matemáticas o el lenguaje y es tarea de la educación. Por eso esta medida es no solo una medida reaccionaria contra una escuela pública igual para todos, sino un ataque de la extrema derecha contra ella, contra el papel de la Educación pública como uno de los motores fundamentales para la construcción de una sociedad mejor, más justa y equitativa, más humana y tolerante.

Nuestras leyes establecen unos valores comunes para la convivencia que no son objetables ni reducibles

A Izquierda Republicana no nos sorprende el programa antieducativo que desde partidos fascistas, racistas, machistas y xenófobos defienden una sociedad desigual, injusta y violenta y, por tanto, no quieren una educación en valores de igualdad, convivencia y tolerancia. Pero sí que partidos como Ciudadanos y el PP, arrastrados hoy a programas de la ultraderecha, siguiendo la senda de Vox, renuncien a una educación en valores y derechos humanos y sean capaces de deteriorar muy gravemente el derecho a la educación por mantenerse en el poder a toda costa, en este caso en Murcia.

Nadie tiene el derecho a educar a sus hijos en el odio a la diversidad, el machismo o la xenofobia que rechazan nuestras leyes educativas. No son valores democráticos, son valores defendidos por quienes realmente sí suponen un peligro para la convivencia y la propia democracia, porque defienden proyectos incompatibles con la igualdad, el respeto y la tolerancia. Su proyecto encubre proyectos dictatoriales encubiertos, camuflados, que todo demócrata debe combatir.

Rechazamos el derecho a veto de los padres porque la educación pública es un derecho para todos los niños, donde no debe admitirse nunca una educación a la carta y desigual al servicio de mentalidades totalitarias que buscan proyectos de sociedad totalitarios. El pin parental atenta contra la propia Constitución del 78 (artículo 27.2), y contra las leyes educativas democráticas, la autonomía de los centros educativos y la libertad de cátedra de los profesores.

Desde nuestro punto de vista, atenta también contra la Declaración de los Derechos del Niño, la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el Memorándum de la UE contra el racismo y la intolerancia. La vendida como ‘objeción de conciencia’ de los padres se dirige realmente a la manipulación de las conciencias infantiles.

Defender hoy la Educación pública es rechazar el derecho de veto de los padres aprobado por el gobierno trifachito de Murcia y evitar que se extienda semejante disparate a otras comunidades. La batalla en defensa de la Escuela Pública es hoy una batalla fundamental en la defensa de la democracia y, por tanto, de la futura República. Alertamos a padres y madres, partidos democráticos y al gobierno español de que los proyectos fascistas en Europa y en España quieren acabar con la calidad y función democrática de la Escuela porque su proyecto ultraderechista lo necesita. Con medidas como ésta, el trifachito le ha declarado la guerra a la Escuela pública, lo que cualquier demócrata debe impedir.

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