Diario de León

TRIBUNA

Los federalistas leoneses olvidados

Publicado por
Christian Fernández Chapman Lector de lengua española en la Universidad Estatal de Voronezh
León

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« ¿Quién con más derecho que León para formar un estado?» se cuestionaban retóricamente los miembros de la comisión provincial de León ante el boceto territorial de la nonata Constitución Federal de 1873. Quizá más paradójico que lo precoz y diáfano de la reivindicación para el lector actual sea que el primer firmante del texto fuese un berciano oriundo de Salas de Los Barrios, perteneciente al ayuntamiento de Ponferrada. Narciso Núñez Palomar era el vicepresidente de la comisión y representante del distrito de Priaranza del Bierzo durante la Primera República.

El precursor y principal teórico del federalismo español, Francesc Pi i Margall, en su obra La federación de 1880, se refería a León como una «provincia-nación» a la que se le había «arrebatado su autonomía» y que estaba «lejos de haberse refundido con Castilla». Cabe añadir por justicia que, en palabras del catedrático José Antonio González Casanova, la obra de Pi i Margall está «a la altura de Rousseau, Proudhon y Marx». Pocos meses después de la presidencia de Pi i Margall, los diputados leoneses, en el ambiente de agitación política que caracterizó este periodo y en consonancia con las tesis del republicano radical catalán, objetaron el proyecto de Castelar de crear una estructura federal en el que no estaba contemplado un Estado leonés.

Hasta cinco «exposiciones» realizó el diputado Miguel Morán en el Congreso de los Diputados a favor de la creación de un Estado leonés durante la legislatura de Emilio Castelar, a finales de 1873. Era una postura muy valiente que le obligaba a enfrentarse a los planes de su amigo, el presidente de la República, y que iba en contra de los intereses de la burguesía cerealista vallisoletana, abrazada al Pacto Federal Castellano en su aspiración de alcanzar la hegemonía sobre la cuenca del Duero. Hay una placa conmemorativa en el edificio donde vivió este industrial —dueño de la primera empresa cervecera de León—, la casa Alfageme de la calle Regidores, gracias a que la fundación mexicana dirigida por uno de sus descendientes se encargó de rendirle homenaje en 2014.

Otro episodio olvidado de nuestra historia contemporánea, relevante para los tiempos que vivimos, en un país aquejado de una persistente desmemoria histórica.

También durante el periodo de la Segunda República hubo personalidades destacadas que defendieron el autogobierno de León. Una de las más notables fue el abogado salmantino Mauricio García Isidro, presidente de la Casa Charra en Madrid, quien en 1936 escribió a favor de la redacción de un Estatuto leonés en el periódico Heraldo de Zamora asegurando que las tres provincias leonesas «están en condiciones para solicitar el Estatuto y defender sus productos de la codicia industrial de regiones que las consideran como colonias a explotar». Impresiona su lucidez y lo real de sus temores.

Ya en la Transición, casos indivuales en el PSOE local hicieron manifiesta su disconformidad con la inclusión de León en el ente autonómico. Fue el caso de Baldomero Lozano, defensor férreo de la celebración de una consulta en el territorio leonés y uno de los mayores escollos que encontraron los defensores del ente ‘castellano-leonés’. Lozano decidió no acudir a las reuniones de trabajo preautonómicas que tuvieron lugar en 1978, pero su prematura muerte aceleró el proceso de inclusión al no haber obstáculos mayores dentro del PSOE. Error en el que, a todas luces, el PSL parece no haber reparado para explicar sus continuos fracasos en la provincia. Asimismo, el primer alcalde de Salamanca electo tras la muerte de Franco, el socialista Jesús Málaga, se refería en su recientemente publicado libro de memorias a cómo la comunidad autónoma de Castilla y León «se ha vertebrado a través de una gran ciudad depredadora que vive de desertizar a las demás» y cuya «política suicida está llevando a una situación irreversible».

«Corregir lo que ha demostrado ser disfuncional» establece la declaración de Granada, documento al que remitió el secretario general del PSL-PSOE, Tino Rodríguez, al ser inquerido sobre su postura respecto a la celebración de un referéndum sobre la permanencia de León en la comunidad autónoma. Un pacto, según él, «que asumimos todos para avanzar hacia un estado federal». Dada la delicada situación por la que pasa el PSOE en la actualidad y la nefasta situación socioeconómica de León, conviene que sus dirigentes locales acudan a los referentes olvidados de nuestra historia, aquellos que supieron recoger la voluntad popular desde la honestidad intelectual. Solo así podremos alcanzar un modelo federal en el que León recupere su memoria como región histórica, sea reconocido como sujeto político y avanzar realmente sin olvidar nuestros intereses, que pasan indefectiblemente por la defensa del autogobierno.

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