La opinión del lector

Hasta Bembibre,

don Delio

En la historia de un pueblo, siempre hay lugar y tiempo para despedidas. Hay gente que viene y se va. Hay gente que viene y que cuesta dejar marchar, y cuesta porque se aprende a valorar su oficio y su persona. Y es que, afortunadamente, hay profesionales que hacen algo más que «cumplir», el reloj no les apremia, son profesionales con humanidad, exigentes pero cordiales; competentes pero humildes. Se molestan por atender, por entender. Acuden a las llamadas o simplemente se ofrecen aunque no sean llamados. Desgraciadamente, para Lillo llegó ese lugar y ese tiempo en el que hay que despedir, en este caso a don Delio Vázquez Mallada, nuestro médico de familia (vocación esencial, pocas veces reconocida). Desde este pueblo te deseamos que sigas ofreciendo tu oficio allá donde has decidido ir y que seas por ello tan estimado como lo eres aquí.

Ser docente no es tan fácil

Cuando un emisor te pregunta qué estudias, probablemente lo haga pensado en que tu respuesta se encuentre entre la popular lista de éxitos profesionales, tales como: ingeniería, derecho... etc. No obstante, cuando alzas la voz y pronuncias las palabras «educación infantil», (con todo el orgullo del mundo), las expectativas de la otra persona hacia a ti se desvanecen por completo. ¿Qué es lo que está pasando? Parece ser, que vivimos en un país en el que la Educación es la última de la fila. En el que los maestros son la vagancia personificada y que por si fuera poco, son los reyes de las vacaciones, puentes y demás festejos. Así es señores, éstos son los ojos con los que la mayoría de las personas nos ven.

Ahora bien, ¿Os habéis parado a pensar la importancia que tienen estas personas en la vida de sus pequeños? Dé- jenme decirles, que nuestra labor es mucho más importante de la que ustedes creen. Pues si bien es cierto, depende única y exclusivamente de nosotros, los docentes, que vuestros hijos sean buenos médicos, ingenieros o mecánicos. Depende de nosotros, los docentes, que vuestros niños sean autónomos, independientes y capaces de tomar decisiones al elegir un camino u otro. Enseñarles a solucionar conflictos, y a prepararles por tanto para el mundo real. Que la Educación no es lengua o matemáticas, y que tampoco es aquí y ahora. Lo que pretendemos es conectar directamente con ellos, enseñarles desde su experiencia e intereses personales, y sobre todo, que aprendan jugando. Pensemos pues, que las profes de infantil bailamos, cantamos y coloreamos sí, pero que a través de todas esas cosas, logramos que vuestros niños y niñas aprendan, y sea felices aprendiendo.