¿Una Quiñones reina de Libia?

Pues sí, tal cual suena. Se llama Ana María Quiñones de León y es descendiente de los leoneses marqueses de Montevirgen, señores de Riolago de Babia en tiempos, cuyo palacio se mantiene en pie no gracias a ellos sino a D. Fernando Geijo, hijo de aquel lugar y hombre de pro, que no quiso ruina donde antaño jugara de niño.

Allá por el año 1987, Ana María se casó con el príncipe Idris de Libia, y pronto tuvo con él descendencia masculina. Esto de los matrimonios reales y las relaciones con la monarquía de los Quiñones de León viene de muy cerca: el siglo XX. Así, el que fuera embajador Quiñones de León en París aceptó que una de las hijas ilegítimas de Alfonso XIII pasara a apellidarse «Milán Quiñones de León», cual si de padre soltero se tratase en el caso del pobre diplomático leonés. Otra mujer de esta familia, Micaela Cousiño Quiñones de León, desposó con Henri d´Orleans, conde de París, jefe de la Casa Real de Francia por la rama Orleans. Duquesa de Joinville fue su título desde entonces. Si Sarkozy deja el poder, y a los franceses les da un aire involucionista, otra nieta de leoneses se corona en París.

Pero volvamos a Ana María, hoy más conocida en los círculos de la jet set internacional, la de verdad, no la de Telecinco, como Princesa Anna María al-Senusi. Su esposo es sobrino del rey Idris de Libia, a quien derrocara Gaddafi mediante un golpe de estado en 1969. Muhammad Idris al-Mahdi al-Senusi, Idris I, fue el promotor de una constitución que otorgaba amplios poderes al parlamento, reformó el país, lo acercó a Occidente, y esa, entre otras, fue la causa que hizo crecer su impopularidad entre los más radicales proárabes. Un grupo de oficiales, a la cabeza el loco que hoy gobierna este país, le mandó al exilio, donde falleció en 1983, entre acusaciones de corrupción y apropiación indebida. Ahora, en el 2011, la bandera tricolor con la media luna y la estrella que él instauró, vuelve a ondear en Libia.

Precisamente en este momento, mientras Gaddafi continúa insultando a la libertad con sus desatinos paranóicos, dos sobrinos de Idris I se disputan el trono que muchos apuntan que debería recuperarse para estabilizar el país. Se llaman Muhammad al-Senusi e Idris al-Senusi, a quien el clan al-Senusi y los consejos tribales de la nación consideran como el mejor candidato posible para restaurar la monarquía en Libia. El 21 de febrero del 2011 anunció públicamente en un discurso su intención de retornar al país. Y aquí es donde vuelve a entrar nuestra Ana María Quiñones de León, su esposa, princesa al-Senusi, madre de su hijo varón, el príncipe heredero Khalid al-Senussi. En los próximos días sabremos en qué depara todo, pero no se sorprendan si una Quiñones reina en Libia y un descendiente de Riolago de Babia gobierna Trípoli.