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Sin un regadío moderno estamos abocados al fracaso; ya tenemos que cortar el agua por la noche»

Daniel Franco se puso al frente de la asociación hace poco más de tres semanas. L. DE LA MATA

Ponferrada

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Hoy hace tres semanas y tres días que Daniel Franco asumió la presidencia de la Asociación Berciana de Agricultores (ABA). El también concejal de Agricultura, Desarrollo Rural y Medio Ambiente del Ayuntamiento de Carracedelo y, por encima de todo, fruticultor se puso al frente del colectivo que aglutina a 270 productores prácticamente al mismo tiempo que saltó la polémica por la contratación del suministro de pera para los comedores de los colegios de la Comunidad a una empresa granadina que adquiere el producto en Lérida. Ser más reivindicativos ante las administraciones es uno de los objetivos de la nueva junta rectora de la ABA y ya lo ha demostrado con sus críticas a la adjudicación por parte de la Junta de Castilla y León. Franco emplaza al consejero de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural a que venga al Bierzo para conocer de cerca la realidad del campo berciano, tal vez distorsionada —dijo— en un vistazo desde Valladolid.

Crecer en número de socios para ganar fuerza, hacer más ruido y pelear por la modernización de los regadíos y el despliegue de sistemas de protección de los cultivos ante las heladas y el granizo son los retos prioritarios de la Asociación Berciana de Agricultores. De todo esto y de las necesidades acuciantes del sector, Daniel Franco habla con Diario de León en una entrevista que se desarrolla en una de las parcelas de manzana reineta de la que es propietario.

—Asumes un nuevo reto al frente de la ABA tras un proceso electoral prácticamente inusual por ser la primera vez que concurren dos listas diferentes. ¿Cuáles son las funciones de la asociación?

—Sí, normalmente solo se presentaba una lista, había un consenso previo entre cooperativas y agricultores y se nombraba a un presidente. Es la primera vez que se rompe ese consenso. Casi lo teníamos, pero al final había gente que no estaba de acuerdo con ciertas cosas que pensábamos que se podían hacer de otra manera, como moverse un poco más o ser más reivindicativos y por eso dimos el paso. Respecto a las funciones, lo primero que quiero aclarar es que no somos ningún sindicato agrario. Somos una asociación que se fundó para hacer fuerza en el sector y además hacemos funciones de oficina para aquellos socios que no tienen medios. Tramitamos la PAC, seguros agrarios, contrataciones del personal de nuestros socios, expedientes de modernización y expedientes de incorporación agraria; y a parte, cursos de fitosanitarios, poda, tratamientos, abonados, etcétera.

—La asociación llegó a rozar los 400 socios, ahora sois 270. ¿Qué ha pasado? Sobre todo ahora que el sector parece estar viviendo un resurgir.

—Los socios se han ido jubilando y sus hijos no han seguido con las explotaciones. Y otros jóvenes y no tan jóvenes que se han incorporado al campo no han considerado asociarse, quizás porque llevamos un tiempo un poco aletargados. Pero la idea de esta asociación es que todo aquel que se dedique al sector agroalimentario se sume y ahí hay que abrir el abanico. Nos tenemos que abrir a otros productos frutícolas y hortícolas, no solo pera y manzana, que ahora son los cultivos mayoritarios dentro de la ABA. Tenemos que conseguir que más agricultores vean que funcionamos y que reivindicamos el sector, para que nos den el voto de confianza y se unan a nosotros.

—Un reto es crecer. ¿El resto?

—Ahora mismo, tenemos encima de la mesa tres grandes retos. Para la junta rectora que presido, el principal es la modernización de los regadíos, porque si no modernizamos el regadío estamos abocados al fracaso y a no ser competitivos. También tenemos que modernizar nuestras explotaciones con sistemas antihelada y antigranizo, porque el cambio climático está aquí, es innegable y debemos pelear contra esos factores que han venido para quedarse. Y luego está el reto de asociarnos, de unirnos para todo lo que tenga que ver con el sector. Si estamos unidos podemos hacer más fuerza a la hora de pedir cosas y ser escuchados. Si cada uno hace la guerra por su cuenta, esto no tiene sentido.

—La modernización del Canal Bajo. ¿Esta vez sí?

— Está aprobado, se han hecho las mesas de trabajo en cada pueblo y han venido técnicos a conocer el terreno. Ya está en marcha, pero estamos en un momento en el que no sabemos si vamos a ir hacia adelante o nos vamos a quedar quietos, porque ahora mismo se pasan la pelota entre el Ministerio de Agricultura y la Junta de Castilla y León. Y al final, nos quedamos en medio los de siempre, los agricultores. Lo que está claro es que necesitamos una modernización ya para ser competitivos y porque, por ejemplo, este año que llovió poco en invierno, ya hemos tenido que restringir el agua de noche y esto nunca había pasado. Si tuviéramos un sistema de riego por goteo, la eficiencia sería abismal comparada con el riego a manta por inundación, el ahorro de agua ni te cuento, lo mismo que el ahorro de productos químicos y de abonados. Hay que tener miras altas, con unas instalaciones en condiciones.

—¿Cortes nocturnos de agua?

—Sí, no hay suficiente agua para tener siete metros cúbicos todo el rato echando. Por eso, la comunidad de regantes y la Confederación llegaron a un acuerdo, desde mi punto de vista bueno, y está funcionando porque la gente se ha concienciado de que el agua no es un bien inagotable. Ahora mismo, desde las doce de la noche hasta las siete de la mañana cortan el agua en el canal y solo tenemos agua por el día y sin problema ninguno, porque vienen los metros cúbicos que tienen que venir. La medida se extenderá durante toda la campaña de riego, que termina en octubre.

—La producción de fruta se ha visto muy afectada en los últimos años por las heladas. ¿En qué punto está el despliegue de sistemas de protección?

—Sistemas antihelada ya hay muchos instalados y, además, de diferente tipo (torres antihelada, máquinas de calor arrastradas por el tractor y otras automatizadas colocadas en la parcela); pero antigranizo solo hay uno de momento. Esperamos poder conseguir alguno más, porque esos sí son efectivos

—¿El problema es la poca rentabilidad por culpa del minifundio? ¿Por eso no se instalan más?

—Sistemas antihelada hay de todo tipo, para grandes explotaciones y para pequeñas explotaciones. Este es uno de los asuntos en los que nosotros, como asociación, le pedimos a los agricultores que se agrupen para hacer instalaciones conjuntas y a la administración que nos ayude. Lo mismo con los sistemas antigranizo, que cubren 80 hectáreas en círculo. Imagínate la cantidad de parcelas que coge ese sistema. Por eso hace falta que la administración se involucre en el tema y subvencione. Si la instalación ronda los 50.000 o los 60.000 euros y nos dan la mitad para ponerlo, por ejemplo, entre diez; no sería una inversión exagerada la que tendríamos que hacer los productores, entre otras cosas porque con ese sistema no hace falta hacer seguro de granizo y lo que ibas a invertir ahí todos los años lo puedes destinar al pago del mismo.

—¿Cuánto gasta un agricultor medio en seguros?

—Te digo lo que gasto yo. Yo gasto en manzana, asegurando 198.000 kilos y con todas las bonificaciones habidas y por haber, 7.490 euros al año. Aseguro granizo y helada, pero con franquicia del 30% en caso de helada. Lo que reclamamos es que nos aseguren producciones reales y que cada vez que des un parte no te bajen los kilos y te suban el precio. Es una locura. La anterior junta rectora de la asociación ya le propuso a la Junta que no subvencione a Agroseguro para bajar el precio de las pólizas, sino que le de ese dinero directamente al agricultor para montar un sistema antihelada o antigranizo. Esa propuesta quedó en el aire y es una de las cosas que le pienso plantear al consejero si se sienta con nosotros. Que a nadie se le olvide que un agricultor lo que quiere es producir.

—Has abierto el melón de la administración. ¿Lo que ha pasado con el contrato de suministro de pera demuestra que quienes deciden desconocen la realidad del sector?

—Igual que el movimiento se demuestra andando, la política de a pie se demuestra yendo a los sitios y conociendo sus realidades. Nosotros le hemos pedido tres veces ya una reunión al consejero y estamos esperando su respuesta. No nos importa ir allí, pero lo que queremos es que venga aquí, porque aquí es donde va a ver la realidad del problema. No estamos pidiendo limosnas, un agricultor no vive de limosnas. Tú a un agricultor le das un euro y te devuelve cinco, por eso queremos una implicación real. Si tu me das un euro para poder funcionar, eso genera impacto alrededor. Aquí producimos unos 16 millones de kilos de pera conferencia en un buen año y eso es economía y eso asienta población. La manera de asentar población en el medio rural es apostar por el medio rural y la agricultura es de lo poco que nos queda en el Bierzo.

—¿Está el Bierzo aprovechándose con los precios como dejó caer el consejero?

— Pues no, creo que desconoce un poco la realidad. Quizás desde Valladolid se vean las cosas de manera diferente y piensen que los agricultores se están haciendo de oro. Ahora mismo, producir un kilo de pera en campo le cuesta a un agricultor entre 35 y 45 céntimos, con las subidas que ha habido de todo. Estamos pagando el gasóleo agrícola tres veces más que hace un año y medio, el precio de los fitosanitarios ha subido un 60%, lo mismo en los abonos y ya no quiero hablar de las cooperativas, con la subida de la luz y la materia prima (cajas, cartón, embalaje).

—Producir un kilo de pera cuesta entre 35 y 45 céntimos. ¿A cuánto os lo pagan?

—A mí el año pasado, que no estoy en cooperativa, me costó cerca de 40 céntimos con mano de obra a parte y lo cobré a 60 céntimos. Ponle que me quedaron en cada kilo 15 céntimos. ¿Cuántos kilos tengo que producir para sacarme un sueldo digno? ¿200 toneladas y arriesgar todo lo que arriesgas? Porque para recoger 200 toneladas de pera, necesitas una superficie importante y unas inversiones importantes. O sea que aquí nadie da euros a pesetas y que no piensen que un agricultor en la zona del Bierzo se hace millonario, sino todo lo contrario. Muchas veces arriesgamos nuestro dinero y el que nos dejan nuestras familias para sacar adelante la explotación. Por eso, lo que le pido al consejero es que nos defienda, no que nos ataque.

—A fin de cuentas, vosotros lo que habéis hecho es defender lo vuestro.

—Efectivamente. Sabemos que el contrato es así y que es legal, pero las cosas se pueden hacer de otra manera. Que se baje la ponderación del precio de 90 a 60 puntos, por ejemplo, y en ese 40 restante es donde yo digo que producto de proximidad, huella de carbono, marca de garantía, Tierra de Sabor, Castilla y León, mis impuestos. Y luego ya si hablamos de la calidad, ahí sí que lo voy a poner en duda. La pera, y la hemos visto y los comedores nos lo han dicho, no llega en las condiciones que tiene que llegar y no es de la calidad que tiene que ser.

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