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La tregua rusa fracasa antes de empezar

Kiev denuncia ataques rusos durante el alto el fuego, Moscú dice que se limita a responder a los bombardeos enemigos

Un soldado pasa junto a un cuerpo tras el bombardeo de una estación de bomberos en Kherson. IVAN ANTYPENKO

Publicado por
León

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El presidente ruso, Vladímir Putin, ordenó el jueves una tregua unilateral con motivo de la Navidad ortodoxa, pero el líder ucraniano, Volodímir Zelenski, la rechazó por considerarla «una tapadera» para detener, al menos brevemente, el avance de sus hombres en el Donbás y «acercar equipos, municiones y hombres movilizados a nuestras posiciones». Según su opinión, expresada en lengua rusa, para parar la guerra Putin sólo tiene que retirar sus tropas.

Por tanto, bastaba con que cualquier mínimo ataque ucraniano pudiera ser utilizado para justificar la no observancia del alto el fuego por parte de Rusia, ya que se supone que hay que responder. Esto es en suma lo que está sucediendo desde el momento en el que debió entrar en vigor el cese de las hostilidades y demuestra que la tregua de Putin no está sirviendo para nada.

El consejero de la Presidencia ucraniana, Mijaílo Podoliak, ya avisó que el alto el fuego no es más que «un elemento propagandístico» del Kremlin y lo calificó de «trampa cínica». En su mensaje vespertino del jueves, Zelenski dijo que «aquellos que continúan sembrando el terror contra nuestro país y enviaron a toda esa gente suya al matadero, rechazando nuestras ofertas para detener la agresión rusa, ciertamente no valoran la vida y definitivamente no buscan la paz».

Lo cierto es que la jornada de ayer, pese al supuesto cese de las operaciones militares a partir del mediodía, siguió siendo bélica. Denís Pushilin, el cabecilla de los separatistas prorrusos de la llamada República Popular de Donetsk (DNR en sus siglas en ruso) ya advirtió el mismo jueves que la tregua ordenada por el máximo dirigente ruso se refería a «operaciones ofensivas» y subrayó que responderían a cualquier ataque ucraniano. Tal bombardeo de parte de las fuerzas de Kiev, según el entorno de Pushilin, se produjo nada más comenzar el alto el fuego y tuvo supuestamente como objetivo la misma ciudad de Donetsk. Según ellos, fue un ataque de la artillería, que a su vez tuvo su contestación de la misma manera. En su informe diario, el Ministerio de Defensa ruso señaló que «a pesar de que las tropas respetan el alto el fuego (...), el régimen de Kiev siguió bombardeando las ciudades y las posiciones».

No obstante, los primeros en denunciar la violación de la tregua fueron los ucranianos, quienes informaron de ataques de los mercenarios del Grupo Wagner contra la localidad de Soledar, en la región de Donetsk. El jefe de esta unidad paramilitar rusa, el empresario Evgueni Prigozhin ha aseguró que sus hombres «están muy cerca de poner Soledar bajo su control». Añadió que, cuando la ciudad sea tomada, difundirá una declaración oficial.

Cerca de allí, en la semidestruida Bajmut, en cuyo asalto participan los Wagner desde hace semanas, también ayer hubo choques armados y bombardeos desde el lado ruso, aseguraban las agencias ucranianas, así como también Reuters y AFP, que citaba el testimonio de un policía llamado Pavlo Diatchenko, tachando el alto el fuego de «provocación» de Putin y asegurando que los civiles de Bajmut «están siendo bombardeados día y noche y casi todos los días hay muertos».

Bombas por todo el país

Kramatorsk fue bombardeada por el Ejército ruso y las fuerzas separatistas de la DNR, según afirmó Kirilo Timoshenko, jefe adjunto de la Administración presidencial ucraniana, que también reportó ataques contra Kurajovo, al oeste de Donetsk, y Jersón. En esta última ciudad, recientemente liberada, los proyectiles cayeron sobre una estación de bomberos. Según aseguró Timoshenko a través de su canal de Telegram, se registraron «cuatro explosiones» y una vivienda situada en las inmediaciones se incendió. Murió un trabajador de la estación y cuatro resultaron heridos.

«Y a esto los rusos le llaman alto el fuego», se quejó el responsable presidencial.

El jefe de la Administración ucraniana de Jersón, Yaroslav Yanushévich, declaró que la región sufrió 58 bombardeos, de los que 14 tuvieron como objetivo la ciudad de Jersón, el centro administrativo. El gobernador prorruso, Vladímir Saldo, ya avisó en la víspera que «la tregua no hará que cambie la situación en el frente».

A las reacciones de escepticismo, ya el jueves, de numerosos dirigentes occidentales en relación con la tregua, el presidente estadounidense, Joe Biden, entre ellos, se unió ayer la del jefe de la diplomacia de la UE, Josep Borrell, quien estimó que lo que busca Moscú es «ganar tiempo para reagrupar sus tropas y tratar de restaurar su reputación internacional gravemente dañada». Desde Marruecos, Borrell ha dicho que «el Kremlin no tiene ninguna credibilidad y esta declaración de un alto el fuego no resulta creíble. Lo que nos viene a todos a la cabeza es el escepticismo ante tanta hipocresía».

En este contexto, Alemania, Estados Unidos y Francia se disponen a entregar a Ucrania más armamentos, entre ellos vehículos blindados.

Zelenski recibió ayer en Kiev a un grupo de senadores norteamericanos para hablar, según explicó, «de la situación actual en la línea de frente y del peligro de un aumento de las hostilidades». Subrayó que «apreciamos la ayuda a nuestro Ejército. Realmente lo hemos notado. Estados Unidos es líder en este asunto tan importante y esto hace que la victoria esté cada vez más cerca».

A juicio del embajador de Rusia en Estados Unidos, Anatoli Antónov, Washington no hace más que «incitar» a Ucrania a seguir la guerra. «Todas las acciones recientes de EE UU, incluida la decisión de asignar un nuevo paquete de ayuda militar a Kiev, que incluirá vehículos de combate de infantería Bradley, apuntan directamente a la falta de deseo de Washington de alcanzar un acuerdo político en Ucrania», declaró Antónov a la agencia rusa TASS.

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