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Sanidad

La jubilación de ‘babyboomers’ deja sin el 30% de sanitarios a los centros de salud en tres años

Más de 200 puestos quedarán libres por el retiro de los médicos y enfermeros nacidos a finales de la década de los 50

Un sanitario realiza un test a un paciente en un centro de salud. FERNANDO OTERO

León

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Los ‘babyboomers’ que nacieron entre 1958 y 1977 están entrando en edad de jubilarse y esa coincidencia generará un tremendo cambio en las plantillas, pero sobre todo, se hará notar en la Sanidad leonesa, ya que un tercio de los médicos y enfermeros alcanzan la franja de poder retirarse de forma inminente. De hecho, en los centros de salud quedarán vacantes más de 200 puestos antes de tres años, al llegar a la edad de poder retirarse 120 facultativos y unas ochenta enfermeras.

Según los datos recopilados por el sindicato Satse, el salto ya se ha notado este mismo año, ya que en 2020 se retiraron siete enfermeras de Primaria pero en 2021 lo harán más del doble, 15, y la progresión continuará en 2022 con la previsible salida de otras 28 profesionales, que se disparan a 34 en 2023.

Igualmente, el Colegio Oficial de Médicos de León constata que en un periodo corto se producirá un aluvión de jubilaciones, que al ampliar el abanico temporal afectará al 60% de la plantilla en menos de una década (860 de los 1.876 médicos en activo).

En su estudio de la demografía médica en la Comunidad ya advirtió de la «urgencia de adoptar medidas» ante «el grave problema al que se enfrenta la provincia» porque la mayoría de los profesionales supera los 55 años y existen dificultades de recambio.

De hecho, confirman la falta de facultativos en 11 especialidades, entre ellas, geriatras, cirujanos, facultativos de digestivo y familia. El documento devuelve la imagen de una profesión envejecida y acusa la carencia de médicos que aborden las enfermedades del oído, de las vías respiratorias, los problemas bucales o las afecciones más comunes de la vejez.

En la provincia es costumbre mirar el dedo y no a lo que señala. El dedo es el ahora, la pandemia, la campaña vacunal contra el covid, la gripe y el neumococo, pero lo que señala es lo que comienza, lo que viene: una fortísima demanda asistencial derivada del envejecimiento masivo de la población, con una sanidad pública insuficientemente dimensionada y orientada para afrontarla y con unas plantillas que llegan a su edad final de trabajo y que dejarán grandes huecos si no se adoptan medidas para sustituirlas.

Los representantes de médicos y enfermeras reconocen que «está muy bien que ahora se proyecte una buena inversión en tecnología sanitaria a través del Programa de Inversiones en Equipos de Alta Tecnología a las comunidades, dentro del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Gobierno de España, pero también sería oportuno disponer de un plan, con calendario e inversión incluida, para redimensionar, adaptar y coordinar a los sectores sanitario y social de cara a cubrir a partir de ya las necesidades de los ‘babyboomers’ y del resto de la ciudadanía».

También recuerdan que incrementar el gasto público durante los próximos años es clave y destacan que la inversión en sanidad y servicios sociales lleva aparejada, «además de bienestar social, más empleo y más riqueza en forma de PIB».

La propia consejera de Sanidad, Verónica Casado, reconocía este otoño que el principal problema que debe afrontar el sistema sanitario es la falta de profesionales. Una cuestión que no solo afecta a León. La Comunidad, en los próximos 10 años perderá por la vía de la jubilación hasta 1.673 médicos y otro tanto de enfermeras. Esta cantidad equivale al «60%» de los actuales, que tienen una edad media de 54 años, según explicó Casado en las Cortes. La consejera detalló que este mismo 2021 está prevista la jubilación de 203 médicos en la autonomía, mientras que en 2022 la cantidad se elevará a 247 y en 2023 a 261.

León ya pierde cada año el grueso de su capital humano mejor formado por la fuga de las enfermeras y médicos jóvenes a otras provincias donde encuentran ofertas más atractivas, lo que puso en jaque las bolsas de empleo en plena pandemia. La Administración ha tratado de incrementar el número de MIR y EIR que realizan la residencia en Castilla y León para ir elevando la cifra de posibles sustitutos a las jubilaciones. También ha prolongado la duración de algunos contratos y los sindicatos Cesm y Satse han logrado mejoras económicas que llevaban años reivindicando.

No obstante, fidelizar a estos profesionales sigue constituyendo la asignatura pendiente. De los 150 titulados en Enfermería que se graduaron en la provincia, «solo se queda una veintena a trabajar en León, mientras el resto decide dirigirse a otros destinos y comunidades autónomas», indica Satse. Euskadi y Cantabria fueron más hábiles en captar a 108 enfermeras formadas en León el verano de 2020, cuando más las necesitaba la provincia en la lucha contra el covid.

En el caso de los médicos del Hospital, se quedaron 15 de los 42 que concluyeron su residencia, según los datos de la Comisión de su Docencia.

La directora de Enfermería de Atención Primaria, Ana Rivero, reconoce que el problema actual de falta de personal se produce para cubrir sustituciones por periodos cortos, pero «para cubrir las vacantes de las jubilaciones que se avecinan, que significan contratos largos, sí esperamos encontrar enfermeras».

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