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‘Gloria’ deja cuatro muertos y a Cataluña en alerta máxima

Gerona se blinda ante una tormenta que se convierte en diluvio

Una ola de grandes dimensiones entra en el Puerto Olímpico de Barcelona.

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León

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Ni los más viejos del lugar habían visto nada parecido desde hacía décadas.

La ciudad de Girona se prepara para unas próximas horas que se prevén críticas pues la borrasca Gloria podría dejar caer 200 litros por metros cuadrado en la capital gerundense, con riesgo de que el río se desborde y provoque inundaciones. El río Onyar, a su paso por la capital de Girona, ya provocó una tragedia en el año 1971 cuando la crecida causó ocho víctimas mortales. A partir de entonces se hicieron obras para la canalización del agua, que esta noche pasarán su prueba más complicada.

La alcaldesa de la ciudad, Marta Madrenas, hizo ayer una llamada a la ciudadanía para que, tras ir a recoger a los niños al colegio, los ciudadanos se resguardaran en casa y evitaran acercarse a los bordes del río. Su crecida podría provocar inundaciones, sobre todo en el centro histórico.

En Barcelona capital, las olas superaron los muros de contención del puerto y un barco se hundió.

En el puerto olímpico de Barcelona se han vivido escenas que eran más propias del Cantábrico o del Atlántico que del Mediterráneo. Los paseos marítimos de las localidades costeras han sido prácticamente engullidos por la crecida del mar. Las playas han desaparecido y el agua llega casi hasta las vías del tren de Cercanías, que van en paralelo a la costa. En Tossa de Mar, el agua salada se ha convertido en espuma, que ha llenado las calles de la localidad.

Desde el lunes al mediodía, los Mossos buscan a una persona que habría desaparecido tras caer al río Besós en su desembocadura, en Sant Adrià de Besòs, al lado de Barcelona, cuando cayó al agua mientras fotografiaba el oleaje.

Cuatro personas han fallecido, hasta el momento, por el paso de la borrasca Gloria por la Península. La primera fue un hombre de 44 años, que perdió la vida el pasado domingo en el municipio de Aller, en las inmediaciones de la estación invernal de San Isidro, en León, tras resultar atropellado por un vehículo. En el momento del impacto, el fallecido estaba poniendo las cadenas para circular sobre la nieve.

Por la tarde, otro hombre, de 63 años y vecino de Madrid, murió en Pedro Bernardo (Avila) por la caída de una teja de su vivienda a causa del viento. El hecho se produjo en el terreno situado junto a la vivienda de su propiedad, donde unos amigos le encontraron tras el aviso dado por la esposa del fallecido. Durante la madrugada, una mujer de 54 años falleció en la localidad valenciana de Gandia como consecuencia de una hipotermia. Se trataba de una persona sin hogar.

La última víctima, un hombre de 71 años, falleció también por hipotermia en la noche del lunes en la localidad valenciana de Moixent. Fue encontrado en una zona de difícil acceso y, aunque fue trasladado con vida al Centro de Salud, no pudieron salvar su vida.

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