Sus características y cómo distinguirlos

El caballo hispano-bretón está considerado como una raza equina de protección especial desde el año 1977. Su origen parte de sementales bretones cruzados con yeguas autóctonas del norte de España, algo que se produjo según cuentan los expertos, sobre todo, en la década de 1930. Aunque la zona de Babia y Luna es dónde más predomina esta raza,

también cabe señalar otros lugares como Laciana, Boñar y Riaño,

dónde se pueden ver estos

ejemplares de potro. Aunque en sus orígenes este animal se utilizaba para el trabajo y como medio de transporte, hoy se crían exclusivamente para carne, cada vez más apreciada desde el punto de vista culinario por sus propiedades. Los de León se distinguen por su perfil de cabeza recto, tienen alzadas más altas, alcanzando los 153 centímetros en machos y 154 en hembras. En cuanto a su peso, oscila entre los 715 kilos de los machos y 702 en las hembras. Una amplia descripción de estos animales así como su importancia se puede encontrar en el libro que ha publicado David Fernández Rojo, que lleva por título ‘La Babia Ganadera’. Desde la prehistoria, el caballo fue una pieza de caza muy apreciada por su carne y su piel