Diario de León

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Auno le llegan tentaciones de hacerse monárquico al pensar que fue un borbón el único que dijo lo de «lo siento mucho no volverá a pasar». Con la boca pequeña y probablemente lo incumplió, pero el hecho pasó a la historia y quizá no por ser cosa de un rey, más bien por lo insólito en estas tierras.

Hoy, día 12, jornada de movilización en la provincia, sería una buena ocasión para que alguno se pensase la posibilidad de entonar el mea culpa que se exige reiteradamente a otras entidades e instituciones. En la pancarta veremos a esos políticos que sin sonrojarse seguirán en la reivindicación. Como en aquel sketch de José Mota con un mitin de Izquierda Unida en el que Llamazares corría desde la tribuna a las sillas del público —era el único— para aplaudirse. Hoy pedirán y exigirán... ¿a quién?

O esos sindicatos que han mirado a otro lado mientras se desarbolaba el entramado minero-térmico. Como lo hicieron durante años frente a las andanzas de empresarios que llevaban, literalmente, camiones de piedras a los parques de carbón de las centrales, y con los que el compadreo adquirió niveles bochornosos, porque al final se comprobó que lo único importante era alcanzar las prejubilaciones sin pensar que detrás venía otra generación. Y, eso sí, sentados junto a los políticos en los consejos que mataron la Caja. Qué decir de los dos últimos años de silencio... Ahora, ojo, está el almanaque encarrilado hacia las elecciones...

En la protesta de hoy no estará muy claro qué va delante y qué detrás. Si los bueyes o los carros. Y con una dosis de trastorno bipolar. Unos reclamando un futuro para la provincia —con la boca pequeña y mirando de reojo al rival político— y otros —la mayoría como ya ocurrió en las movilizaciones de febrero de 2020— pensando que lo que se necesita es la autonomía leonesa.

En esos días hemos presenciado la guerra fratricida del PSOE y al PP pidiendo que se conserven las chimeneas de Compostilla y que se nombre candidato a la Alcaldía de León. Eso parece que marca sus agendas reales... Pero nadie habla de una estación de Renfe que sigue en precario un año después, con los ciudadanos sufriendo unas vallas en cada tren que les impiden la carga y descarga con normalidad. Con Torneros y Feve en vía muerta. Con San Marcos totalmente anulado de los debates y sin que nadie diga la razón de que no se avance en la segunda fase. De una Ciudad del Mayor que sólo saber de pagar nóminas a los propios a cambio de nada. Y del Incibe y la Ciuden maquillados con cifras millonarias que por aquí ni vienen ni se las esperan.

Así, sin rubor, prietas las filas en la pancarta...

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