Diario de León

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El problema del consejero de Cultura es que no sabe dónde está León. Ya van dos ocasiones en las que se dirige a Eduardo Morán como presidente de la Diputación de Burgos y, según dijo la semana pasada el director saliente del Musac, sólo ha venido al Museo Contemporáneo de Castilla y León en una ocasión. De rondón. No le gusta al consejero subir hasta aquí. Supongo que piensa que no quiere estar con los que tampoco quieren y tiene razón. El Musac es hijo de sus tiempos. Le tocó el tiempo de la bonanza, un momento en el que el arte contemporáneo cotizaba no sólo en el mercado del arte, sino en el espacio de la reflexión y la cultura reposada. Pero todo eso del oropel y tal... es más la propaganda que la realidad porque aparte de la fastuosa fiesta que se celebró en el edificio decadente de la Azucarera, los primeros años del museo tuvieron una riqueza intelectual única sin un presupuesto desorbitado. Y es que la mayor partida de los fondos se los comía el pago de la hipoteca.

Testigos de esa altura creativa, que generó debate en la sociedad española y, lo que es más importante, en la leonesa, son no sólo las piezas de la colección sino el enriquecimiento cultural que el trasvase de ideas tuvo para la ciudad. Por aquí pasaron Shirin Neshat, Julie Merethu, Hedi Slimane, Pierre Gonnord, David Muller, Kyong Park, Paul Pfeiffer o el suizo Ugo Rondinone. De repente, no León sino la comunidad entera comenzó a ser respetada en el complicado mundo de la creación contemporánea y dialogó de tú a tú con el Macba o el Artium, por poner sólo dos ejemplos. El final de la abundancia marcó la llegada de Manuel Olveira, que logró mantener el rigor intelectual y —como él mismo dice— la capilaridad del museo con la sociedad. Los diferentes consejeros del PP siempre mantuvieron el respeto a la autonomía artística y no ha sido hasta la llegada del actual y, sobre todo, del director de la Fundación Siglo, cuando la manipulación del espíritu del Musac ha comenzado a pervertirse. Ahora sacan un concurso intragable para mangonear a su gusto. Me pregunto quién se presentará. Siempre hay un roto...

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