Editorial | Ni siquiera son valientes en el entierro

La larga agonía de la Mesa por León escribe un epílogo de lo más lamentable. En las instituciones se opta por dar la callada por respuesta. Especialmente desde la Delegación del Gobierno, la administración que se responsabilizó de las (no) convocatorias de esta plataforma que se suponía que iba a buscar el desarrollo de la provincia. Desde aquellas manifestaciones de febrero de 2020 el balance no puede ser más negativo. No se ha hecho nada real para mejorar las cosas y buscar un futuro esperanzador como demandaba la ciudadanía. En este tiempo han quedado retratados sus participantes. Como de nuevo lo hicieron ayer ante la demanda de valoraciones sobre la dimisión de Humildad Rodríguez. La Mesa entra en la historia de la política de esta provincia como un ejemplo de afán de protagonismo —inicial—, de demagogia y uso electoralista, de cobardía y de dejadez ante lo que son claros problemas que sufre esta tierra.