Editorial | Unidad para el resurgimiento de la Ruta Jacobea

Las comunidades autónomas por las que discurre el Camino de Santiago han escenificado hoy el renacer de la ruta milenaria tras uno de los episodios más traumáticos que ha vivido la humanidad en su historia reciente. Es seguro que el trazado compostelano sobrevivirá como ningún otro recurso turístico a esta pandemia. Lo ha hecho siempre y en peores circunstancias que las actuales, aunque quizás pasen meses antes de que recupere la fuerza de la época pre covid. La declaración institucional que ayer realizó el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, junto al resto de presidentes autonómicos, respaldados por el Gobierno central, es mucho más que un símbolo de unión entre administraciones. La seguridad y la confianza que los ciudadanos locales y extranjeros necesitan en estos momentos requieren de mensajes firmes, sin fisuras y sin interpretaciones partidistas. En este sentido, los gobiernos autonómicos han dado la talla que exige una institución que basa su existencia y su éxito en la fraternidad. Esta actitud contrasta con los muchos desencuentros vividos en los últimos meses en otros escenarios que precisaban, como nunca, estar a la altura y transmitir certidumbre y claridad.

Pero volviendo al Camino, León, sus pueblos, están deseando que regresen los peregrinos porque son la esencia misma que vertebra esta provincia. A su amparo, están surgiendo rutas de montaña y de ribera que quieren aportar su grano de arena a este resurgimiento que hay que trabajarse con ahínco entre todos.