Ira sangrienta

De nuevo, es posible que hoy o mañana alguien asesinará a una mujer. Patética probabilidad del horror. Quizá lo haya hecho ayer, o lo haga pasado mañana. Lo harán. Recalco lo ya he expresado aquí en otras columnas: no valen las condenas solidarias si no tenemos además una explicación a por qué ocurre. No quiero decir que haya posibles justificaciones, sino que tenemos que conocer la mente de los monstruos, para así adelantarnos a sus actuaciones. Se nos informa del suceso, se muestran unas imágenes de consternación de los familiares o vecinos, los minutos de silencio en el ayuntamiento, pero después ya no se nos aporta más. ¿Por qué matan, cuál es el origen de su ira monstruosa? Nos enfrentamos a una amenaza nacional, que tiene como objeto a las mujeres y a sus hijos. Y eso son muchas víctimas potenciales e inocentes. Lo de menos es que muchos de estos asesinos se suiciden o lo intenten, el mal ya lo han hecho. Insisto: quizá las explicaciones —que nunca la justificación— la conozcan jueces, psiquiatras y criminalistas pero los ciudadanos seguimos desconociéndolas. No creo que el machismo sea la única causa, pues muchos machistas son incapaces de asesinar, aunque sin duda hay algo enfermizo en nuestra cultura de la masculinidad que debe ser sanado, incluso amputado. Hemos de implicarnos todos en una educación en el amor y el respeto, en la empatía y la tolerancia.

Por mi último cumpleaños me regalaron una suscripción a Netflix. La plataforma está comprometida con normalizar la imagen de la mujer en los puestos de mando, al menos en sus ficciones, y los personajes femeninos no representan un único arquetipo. Una mujer dirige una investigación policial y se nos muestra con normalidad, lo mismo puede decirse de las opciones sexuales o de las parejas interraciales. Es una cultura del ocio que educa en la igualdad. Cada uno desde nuestro ámbito, empezando por el de pareja y el familiar, podemos aportar. Esto no afecta solo a las víctimas.

¿Pueden ser el alcohol y las drogas algunos de los desencadenantes de tanta ira sangrienta? Me hago preguntas y no obtengo respuestas. Sin duda, los monstruos no creen que en el más allá vayan a reencontrarse con la mirada de sus víctimas. Lo harán.