Diario de León

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Antes de que el secretario provincial socialista emergiera del cajón de alpargatas del mercado de Colón, los textos apócrifos del Capital ya contemplaban la fricción. Hasta Antoine de Saint-Exupery preparó un relato al uso, sobre el zorro, el principito y sus vínculos en el caso de que uno domesticara al otro. Cómo iba a pensar Ábalos que al final replegaría los tanques que antes de lo de Delcy colocó a las puertas de San Marcelo, para sofocar la tamborrada socialista del aquí están, estos son, los cojones de León, y lanzar el ataque definitivo con el mercadillo de los viernes. Veremos si el castellanismo ilustrado este que reparte desde hace treinta años las cartas en el tapete del poder de León tiene arrestos para sumarse a la asonada socialista contra su alcalde; si esta corrida de Viriato en batín satinado y medias de lycra junta a todos los que han visto peligrar el status quo del que zapan, y que colocó en la diana la revuelta municipal leonesa con el cambio de año. La revolución ideológica e industrial por la que tanto suspira León es la zona naranja de Papalaguinda; ahí, donde se piden votos en las elecciones, al borde del precipicio del parque del poco yo, que ya fue en sí un ejemplo de gestión en la época más estrafalaria de la ciudad. A este paso, a Morán termina por no hacerle ni falta salir de la hoya berciana para someter todos los dominios que le mostraron hace un año, en aquel cuadro bíblico de la tentación, del todo esto será tuyo si te postras y me adoras. Si le sobra con presentarse a los plenos en plan Steven Seagal para templar a la oposición con el amplio repertorio de arma corta del que dispone para triturarlos, a la oposición, que le escriben los guiones con la olivetti de la primera planta de la avenida de Peregrinos que dejó atada a la pata de mesa Luis Aznar, el día que deje de hacer lo mismo que Majo, se sale del mapa. Morán ya tiene la certeza de que es el único asidero que le queda al PSOE leonés para no llegar a 2023 escindido entre la contra al comando castellano y la facción que se entrega al dictado de Tudanca, que es el de Gobelas, que fue el del Ferraz, González, Peces Barba. Y Martín Villa. Morán sabe que para liquidar al alcalde debe acabar antes con su fama; ya lo sabía en enero. Según está el PSOE leonés, no extrañe que la UPL vaya a votar ahora con los de Valladolid.

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