Diario de León

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Enterraron ayer en Trujillo a un hombre del que siempre aprendí por tanto saber como heredó y preservó, un hombre a caballo del tiempo entre las viejas Mestas y trashumancias y la ganadería extensiva de hoy, entre Extremadura y León, entre su natal Torre de Babia y la hacienda trujillana del Conde de la Oliva de la que fue mayoral en las últimas décadas: José Álvarez Pozal, 87 tenía. Podría decirse que ha sido el último mayoral en todo el sentido histórico de la palabra, la autoridad máxima entre los rangos pastoriles, y a Pozal no hubo ganadero o pastor de aquí a Huelva que no le presentara admiración y su más que ganado respeto. Sabía. Y eso que llegó a Trujillo en 1964 sin haber pastoreado nunca, llamado por su tío Benigno, mayoral a su vez de la Dehesa Doña Catalina -la del Conde y la Ganadería Granda-, que también llegó de zagal a ella hasta merecer al alta confianza que se exige para un puesto de esta importancia; ¡y cómo aprendió el oficio y el ojo ganadero que hay que tener para llevar un dehesa con seis mil ovejas, mil vacas retintas y cien caballos de pura raza española! Le pregunté en una ocasión por qué siendo una hacienda lejana, otras gentes, elegían para un puesto de tanta confianza a hombres de esta montaña babiana (serranos les dicen allí) y su respuesta fue iluminadora: «porque los de León somos muy buenos perros»... lealtad y celo de mastín, poco ladrido y mucho ojo, siempre cuidando, observando y aprendiendo... pero le tengo por mayor mérito el haber preservado el último rebaño de merina pura que, cuando aquí se deshicieron de él los Hidalgos de Sena, no hubo en León interés, voluntad o cifra que superara el talón en blanco que puso el Conde en la mesa; y allá se fue ese caudal genético que en los veranos volvía a estos puertos. Este mantener lo merino puro le valió a José la medalla al Mérito Agrícola que le concedió el ministerio en 2015. Volvía cada verano a su Torre y en su casa me duermen momentos dichosos de caldereta y cháchara con Paulino o Pepín Ordóñez. En esa universidad llana José era enciclopedia. Adiós, amigo.

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