La Pandemonia
N o es la supervillana sexy de un videojuego matachín con la espetera escotadita y cartucheras, además de las propias (que vuelven a estar de moda y Rubens absuelve). No, la Pandemonia es, como bien se deduce, la mujer del Pandemonium , su mitad y, por tanto, su mando natural. Temblad, mortales, en las pandemias hacen tándem y aquí están reactivados los dos tras repartirse las tareas del cruel otoño a la vista: él seguirá ocupándose de Sanidad básicamente y ella de Educación, donde entró encantanda barajando tormentas y dando cartas para envites y órdagos como el de profesores de Madrid enrocados en una huelga que ya es precedente contagioso: la rebelión de los enseñantes ... y razones tienen ante la alta probabilidad de que colegios y aulas se conviertan en cocinaderos del virus con cáterin a domicilio y dispersión exitosa, así que es muy probable que la Pandemonia logre que un lioso caos acampe del campus a la guardería. Y en marcha está.
La señora Pandemonia agradece infinito que haya tantas autoridades distintas y un solo virus verdadero, divino misterio de nuestras trinidades autonómicas que solo parirán incógnitas y salidas de pata de banco; sin saltarse, home no, el escalafón: los padres inquieren a los profesores, los profesores al director, el director urge a la inspección, la inspección al delegado, el delegado se rila ante el consejero, el consejero agobia al presidente y el presidente se caga en el gobierno nacional si no es de su partido, y si lo es, pide árnica y fondo perdido por si se mete la pata, que resulta tenerla ya en un caldero.
La Pandemonia tiene además tarea fácil entre los padres con tropa escolar (y más entre madres, de mujé a mujé, qué razón tienes, hija mía). Crece la insumisión: «en estas condiciones nuestros hijos no pueden ir a clase; así, jamás», gritaban ayer a cámara unas cuantas leonas ante una verja colegial.
El miedo, antes, era libre. Hoy no. Lo tenemos preso muy adentro sin necesitar que nos lo meta el director de la peli y su: Atentos, motor, acción... se rueda Aula vacía, horror en el patio .