Diario de León

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U na buena mayoría de mujeres se siente desgraciada. De lo mismo se duele montón parecido de hombres, cada cual con su cadacualismo y caúna con sus caunadas, aunque la desgracia femenina llena muchos más legajos de injusticias y agravios que la masculina, como así constará en el juicio justo que algún día nos hará la Historia, algún día, pues queda lejos el horizonte donde se extinga la maldición de nacer mujer. En 1996 un grupo de expertos lo fijó para dentro de 450 años, casi cinco siglos, carajo, aunque nada comparado con el millón de años que la mujer no pudo dar (aún hoy) un solo paso delante de sí misma.

Shere Hite , icono del feminismo en los 70 y 80 y 90 y... le consumía la paciencia soportar tanta espera. Hite sabía, conocía, y quiso soñar una Homeland de mujeres, nación estrictamente femenina en la que los hombres entrarían con visado. Pedía meterle prisa a la historia, tan lenta, y precipitar acontecimientos:  quiero adelantar la primavera . Decía que  la nación femenina es tan posible como el estado israelí creado en 1948  e imaginaba un territorio real con gobernación-mujer donde no cabría la discriminación y regiría el «a cada cual, según su mérito», meritocracia.

Farrakhan  -aquel negro de pajarita, un  marcablanca  de Malcom X que convocó en 1995 en Washington a un millón de tíos, solo tíos, y todos negros- predicaba la creación de una nación dentro de Estados Unidos exclusivamente de negros:  no hay más salida; la vida y la cultura con los blancos nunca será mutuamente satisfactoria .

La pregunta es ¿estaría resuelta la pobreza en esas naciones ideales de la utopía?... es lo primero y único a saber; y si los expertos saben calcular cuándo habrá igualdad entre hombres y mujeres, ¿calcularían con esa precisión cuándo habrá igualdad racial, económica, cultural, igualdad entre dioses o ciencias, entre leyes o mitos?, porque se barrunta que en esos dos estados de solo negros o solo mujeres seguramente habrá ricos, déspotas, ladrones, gente superior, canallas de todo pelo... y capullos... ¿cuántos siglos pasarán, crees tú?...

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