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Empresa española da una nueva vida a la basura

La alicantina Greene Waste to Energy propone una solución para reutilizar los residuos urbanos que acaban en el vertedero

Desechos urbanos se acumulan en las calles de Edimburgo. GUILLERMO GARRIDO

Publicado por
León

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En 2019 —son los últimos datos disponibles en el Instituto Nacional de Estadística (INE)—los españoles generaron 483,7 kilogramos de residuos urbanos por habitante y que casi la mitad de la basura recogida acabó en el vertedero a la espera de su descomposición por el paso del tiempo o ser enterrados en los terrenos destinados a ello. Pero, ¿y si esos desechos tienen todavía valor? Esta es la apuesta de cuatro ilicitanos que ha quedado plasmada en Greene Waste to Energy (Greene). «Hay una cantidad de material que se denomina fracción rechazo que llega a vertedero», explica Jesús Martínez, cofundador y CSO de la compañía. Unos restos que convierten en energía los restos urbanos que no se pueden dar una segunda vida.

La cuadratura de la economía circular que sólo tiene un ‘pero’: «esos residuos tienen que tener carbono fácilmente oxidable», detalla Martínez. Un ingrediente esencial para conseguir «conseguirlo transformar en un gas, en otro producto que tenga viabilidad», explica el directivo de Greene, o en hidrógeno, «porque tecnología hay para hacerlo».

Este año, la compañía ilicitana se ha integrado en la Estrategia del Hidrógeno Renovable de la Comunitat Valenciana 2030 (EH2CV). Tras esta adhesión, Greene ha comenzado ya a trabajar en el desarrollo de una planta piloto que procesará inicialmente 100 kg/h de residuos sólidos industriales y urbanos para obtener 6 kg/h de hidrógeno, en total, 45 toneladas de producción anual de hidrógeno renovable.

Una hoja de ruta que traerá en 2024 la primera planta industrial para elevar la capacidad de procesamiento, aunque «tenemos la tecnología para producir este hidrógeno, todavía no está clara la normativa sobre cómo volcar esta energía a la red», apunta Martínez. «Además, también habría que ajustar los costes de producción», apostilla.

‘Valorizar’ la basura A pesar de la burocracia para avanzar, «ahora ya no eres un ser extraño», responde Martínez. «Ya no te miran raro y entienden perfectamente lo que queremos hacer», explica. Una aventura que nació en 2003 y se materializó en un viaje a la India. «Vimos que se usaba la gasificación para calentar casas, cocinar y lo hacían con las heces de las vacas», relata Martínez.

A la vuelta del viaje, «comenzamos a pensar en la gasificación y qué utilidad tenía», destaca. Mientras trataban de entender las utilidades de esta técnica, lo compaginaban con su trabajo en la industria del calzado. Ahí se les encendió la bombilla. «En este sector se genera mucho residuo, sobre todo, cuando se inyecta poliuretano y entonces vimos que si se podía coger ese residuo y generar un gas se podría usar como combustible para generar energía eléctrica. Fue el germen de todo», recuerda el directivo de Greene.

Dos décadas después, «estamos tramitando las primeras autorizaciones ambientales y esperamos tener a finales del año que viene la primera instalación en funcionamiento», revela. Sin embargo, su tecnología no ha cambiado y obtienen un syngas o gas sintético a partir de residuos urbanos, biomasa o lodos de depuradora para «generar productos de alto valor añadido», apunta Martínez.

La técnica de la compañía ilicitana, protegida por una patente mundial, permite generar metanol, gas renovable, biocombustibles, ceras sintéticas o hidrógeno verde. «Podemos valorizar de forma rentable cualquier residuo que tenga matriz orgánica».

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