Diario de León

El Rey ensalza el «hito excepcional» de las Cortes de León para la democracia europea

Felipe VI anima a los parlamentarios internacionales a seguir el ejemplo de «soberanía popular» estrenado en 1188

León

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El Rey engrandeció ayer la importancia de que la «conferencia tenga lugar en León y se celebre aquí, en la Real Colegiata de San Isidoro, por su hondo significado», dado que «además de ser uno de nuestros grandes tesoros del románico y Panteón de Reyes, en este lugar se celebraron en 1188 bajo el recién estrenado reinado del jovencísimo, con 16 años, Alfonso IX de León, las primeras Cortes históricamente documentadas». «Fue la primera vez en la que se integró al estamento popular en una asamblea de este tipo, lo que hace a las Cortes leonesas de aquel año un hito excepcional, no sólo en la historia política y social de España, sino en la de toda Europa», recalcó 835 años después el heredero de aquel monarca.

Felipe VI insistió en que «en aquellas Cortes se otorgaron los conocidos como Decreta o Carta Magna leonesa que garantizaban la protección de las personas y bienes, de los entonces súbditos, contra todo abuso de poder; y en la que ya se describen derechos individuales». Sobre esta base, el Rey incidió en que «las ideas nucleares de la institución parlamentaria cobraron expresión en estos mismos muros: comunidad, participación, representación, baluarte de libertades, equilibrios de poder...». «Se trata de un hecho histórico que se adelanta en una generación a otras manifestaciones tempranas similares de parlamentarismo», resumió.

El monarca alabó que «ese carácter inaugural o pionero de las Cortes leonesas y su Carta Magna fueron reconocidos por la Unesco en 2013 al declarar León como cuna del parlamentarismo: ‘testimonio documental más antiguo del sistema parlamentario europeo», citó, al pie de la de declaración. En su intervención, el Rey abundó en que «la idea de parlamento ha evolucionado desde sus orígenes medievales, por no retrotraernos a los modelos pretéritos y clásicos de la Grecia clásica y la antigua Roma, y ha densificado su significado netamente democrático como asamblea que representa la soberanía popular y que, en virtud de esa legitimación democrática directa, ostenta las principales potestades públicas: hacer las leyes, aprobar el presupuesto y la función de control del poder ejecutivo».

La idea la refrendó con el apunte de que «la institución parlamentaria, y el sistema democrático, se asienta sobre el derecho de todos los ciudadanos a participar en los asuntos públicos; un derecho que presupone, a su vez, la existencia de una opinión pública libre, es decir, de un discurso abierto a todos en el que se pueda acceder a ideas, puntos de vista, hechos, datos e informaciones con los que cada ciudadano pueda tomar sus propias decisiones».

Ante los representantes parlamentarios internacionales, Felipe VI relató que «democracia es debate, confrontación de ideas y posiciones, pero dentro de un espacio común en el que se comparte la creencia en el valor de la verdad, del respeto y la tolerancia frente al rechazo y la negación del otro; el valor del bien común frente al egoísmo excluyente». «El alma de Europa es la democracia. Los impulsos en la construcción del proyecto europeo han venido de la voluntad de los ciudadanos de reforzar y ampliar la Unión. Los parlamentos han desempeñado un papel determinante en ese proceso porque la idea de Europa es inseparable de lo que representan las asambleas parlamentarias: la pluralidad, el respeto a las diferencias, la voluntad de aproximar para avanzar, el debate y el acuerdo como herramientas de progreso», describió el monarca español.

En este punto, el Rey remarcó que «frente al ataque a los valores europeos que ha supuesto la invasión rusa de Ucrania, los parlamentos de la Unión han mostrado no sólo su solidaridad con el pueblo ucraniano sino también la voluntad de unidad en la defensa de los principios que nos hacen europeos». desde el asentamiento de esta máxima, Felipe VI señaló que «ese momento de unidad frente a la amenaza que es la guerra ilegal también debe replicarse frente a las distintas amenazas y riesgos que afrontan las democracias parlamentarias». «Se trata de amenazas que trascienden las fronteras y que son comunes a todos, por lo que las respuestas también deben ser compartidas», concedió.

El discurso del monarca se remató con una invitación a que la conferencia se convierta en «una oportunidad para avanzar en ese camino», gracias a «la presencia de representaciones de alto nivel de los parlamentos europeos, no sólo europeos», con los que se «asegura un debate positivo y fructífero». «La historia que albergan estos muros, sin duda, favorecerá la mejor disposición para que la reflexión sea valiosa y constructiva. Con estos mimbres estoy convencido de que la jornada será un éxito», finalizó Felipe VI.

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