El rey convalida 25 años de «historia, esfuerzo y compromiso» del Campus de Ponferrada

Faltaban pocos minutos para las once de la mañana cuando el helicóptero real sobrevoló el Campus de Ponferrada. A sus pies, una masa de periodistas y reporteros gráficos debidamente colocados por el operativo de seguridad aguardaba la llegada del rey Felipe VI a la capital del Bierzo 25 años después de la primera vez, entonces como príncipe. Era un día histórico para la comarca. El helicóptero aterrizó en el complejo deportivo del Colomán Trabado y el monarca llegó en coche hasta la puerta del centro universitario. Lo hizo acompañado por el ministro de Universidades, Joan Subirats. Allí le estaban esperando el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco; la delegada del Gobierno, Virginia Barcones; el presidente de las Cortes autonómicas, Carlos Pollán; el rector de la Universidad de León, Juan Francisco García Marín, y el periodista Luis del Olmo, entre otras autoridades provinciales, comarcales y locales.

Un grupo reducido de vecinos agolpados tras una valla de seguridad pidió al rey que se acercara a saludar, pero en ningún momento rompió el protocolo. Felipe VI se fotografió con las autoridades en el acceso principal al campus e inició un recorrido por sus instalaciones acotado para la prensa, que ni pudo acompañarle en su visita a la Clínica Universitaria de Podología, ni en la Biblioteca, ni durante la firma en el Libro de Honor, ni tampoco en el ágape que puso punto y final a su paso por el centro académico. Sí estuvo en el acto central de la jornada, el motivo por el cual el rey de España se desplazó al Bierzo: la clausura de los actos de conmemoración del 25 aniversario del Campus de Ponferrada, en el salón de actos del edificio de servicios.

Allí, sentado en la primera fila de un patio de butacas abarrotado de alumnos, profesores, representantes de empresas colaboradoras de la ULE y de la clase política y la sociedad bercianas; el monarca escuchó de voz de dos egresados, una alumna y un profesor cuales son los principales valores y potencialidades del campus. Fue en una breve tertulia a la que siguió la intervención del rector de la Universidad de León, que defendió a ultranza el papel del Campus de Ponferrada como elemento de cohesión del territorio en el que se enmarca, sobre todo tras recordar que hubo voces muy críticas de parte de algunos sectores contrarios a que se invirtiera dinero de los Fondos Miner para transformar la antigua residencia de Ponferrada en un centro universitario adscrito a la ULE.

«En estos 25 años hemos trabajado para construir un campus moderno, con una clara vocación de servicio a la sociedad y al territorio. Y continuamos trabajando en un campus amigable, ecológico y sostenible para ser elegidos y ser referentes», aseguró García Marín, para quien lo que ayer se clausuraba era la celebración de «25 años de historia, de esfuerzo, de trabajo y de compromiso con Ponferrada y el Bierzo». «El campus es, hoy, una entidad vital que influye e impulsa su entorno», añadió el máximo responsable de la Universidad de León.

Escaparate académico

Esa vocación de servicio a la sociedad es lo que la ULE trató de mostrar ayer al rey con las explicaciones de algunos miembros de la comunidad docente y la presentación de varios proyectos de investigación en los que se está trabajando, como el de digitalización de choperas, promovido por la Escuela de Ingeniería Agraria y Forestal (Eiaf), para mejorar el estado fitosanitario de los árboles e incrementar su rentabilidad como sector económico, que es igualmente un ejemplo de colaboración universidad-empresa.

El monarca también conversó con varios alumnos del Grado de Fisioterapia, que le hicieron una demostración práctica de las técnicas que están aprendiendo y en las cuales participó, Después, dirigió a la parte posterior del complejo universitario para observar, al aire libre, la reciente obra La casa del árbol, del escultor Amancio González.

La becaria de la radio universitaria, Elena Sánchez, hizo de maestra de ceremonias en el salón de actos del campus, donde tras la intervención del rector de la ULE, el público congregado esperaba unas palabras institucionales que Felipe VI nunca pronunció. Algo comentado entre los invitados. Lo el rey hizo fue dirigirse a una sala contigua para estampar su firma en el Libro de Honor. Y de ahí, de nuevo al exterior para presidir la foto de familia de la jornada.

Donde estuvo muy «relajado», «cercano» y «distendido», según contaron los asistentes, fue en la degustación de un menú elaborado con productos del Bierzo que tuvo lugar en la cafetería. Felipe VI pudo probar puré de patata con botillo envuelto en berza, brochetas de langostinos con pera conferencia y tomate, jamón, cecina, empanada, dulce de leche con virutas de chocolate y varias elaboraciones más.

«al Madrid, el alcalde. Aquí el rey»

Entre bocado y bocado, el rey de España «habló y se fotografió con todo el que se lo pidió» —contaron los testigos— y recibió un regalo de parte del presidente de la Sociedad Deportiva Ponferradina, José Fernández Nieto, que le hizo entrega de una de las camisetas conmemorativas del centenario del club, réplica de la primera equipación. «Al Real Madrid lo recibió el alcalde. A la Ponferradina, el rey», celebró la máxima autoridad del equipo local.

Terminado el ágape, el coche real aguardó la salida de Felipe VI a escasos metros de la cafetería para trasladarlo hasta la plaza del Ayuntamiento de la capital berciana. Así se puso fin a un acto histórico para el Campus de Ponferrada de la Universidad de León.

«El valor del campus de los próximos 25 años, el del 2047, será recordado por el trabajo que estamos realizando, por los cimientos intelectuales y organizativos que seamos capaces de construir. No podemos fallar. No vamos a fallar», dijo el rector.