Diario de León

Becas Ralbar de la Universidad de León

La memoria popular a buen recaudo

Laura Cuesta García, estudiante de Historia e Historia del Arte, realiza entrevistas y recopila imágenes del patrimonio perdido y modificado de La Seca del Alba

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León

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Investigar sobre la pérdida de patrimonio histórico-artístico en un pequeño pueblo de la provincia de León fue el objetivo de Laura Cuesta García, estudiante de Doble Grado en Historia e Historia del Arte, en su proyecto La Seca de Alba. El pueblo que vio caer su patrimonio , presentado a las becas Ralbar, impulsadas por la Universidad de León (ULE) y Fundación Banco Sabadell.

Recuperar ese patrimonio venido a menos en esta localidad del Ayuntamiento de Cuadros ha sido posible durante los dos meses de beca gracias a las entrevistas realizadas por esta joven universitaria a las personas mayores del pueblo. Según detalla Laura Cuesta, allí la iglesia fue derribada en los años 70 del siglo XX, la estación a comienzos de este siglo, el molino dejó de funcionar, la ermita fue durante años utilizada como consultorio médico, la estación fue abandonada en los años 50 y derruida, e incluso tuvo un hospital de peregrinos del que no se conserva nada.

«Lo que quería es investigar lo que pasó. La Seca de Alba ha sufrido cambios en su patrimonio material, cayendo prácticamente en el olvido el aspecto anterior del mismo. Esto es un grave problema debido a que las personas que aún recuerdan el aspecto original de muchos lugares son cada vez más mayores, y cuando estas personas dejen de transmitir sus recuerdos se perderán, dado que no hay ningún estudio que permita visibilizar cómo fue con anterioridad esta localidad», explica.

De esta forma, Laura se puso manos a la obra a entrevistar a los vecinos de La Seca de Alba, comenzando por los más mayores, de más de 80, que vieron la modificación de su patrimonio y a todas aquellas otras personas que muestran cómo la pérdida del patrimonio afecta a una población. En estos encuentros para la primera fase del trabajo preguntó por los recuerdos de cómo era la iglesia, sus santos y retablos, con el afán de reconstruirla. Con la información ha impartido charlas en el mes de agosto, y ha organizado una exposición en el propio pueblo, que será de carácter permanente y se situará en la Escuela.

Al no encontrar demasiada información ni en el Archivo Histórico ni en la Catedral, Laura Cuesta buscó otros tipos de fuentes como las fotografías de bodas y comuniones que le han ido prestando los vecinos de La Seca de Alba. «Por ejemplo, encontré una foto de mis abuelos el día de su boda en la que se ve detrás el retablo y era una iglesia preciosa. El objetivo es reunir estas imágenes antes de que sea demasiado tarde», explica esta joven universitaria que reconoce que su mayor reto es «hacer que el pasado de La Seca de Alba no caiga en el olvido».

A través de la recopilación de imágenes y las entrevistas ha podido conocer el aspecto interior y exterior de la iglesia de San Martín antes de su modernización, los cambios que hubo en la ermita de San Blas o cómo era la antigua estación de tren. «El hecho de hacer un trabajo de campo en los meses de verano me ha permitido una colaboración con una comunidad que ha tenido un pasado en común, ha hecho que el público más joven que no conoció estas arquitecturas en su origen pueda entender su relevancia, lo que supone el hecho de que el patrimonio se pierda, cómo afectó al modo de vida la pérdida de la estación de tren, por ejemplo, así como la importancia de que las restauraciones o sustituciones en el patrimonio no sean tan radicales», revela Laura Cuesta al tiempo que matiza que la tarea de investigación y divulgación «es necesaria para que no se pierda el recuerdo de la antigua Seca de Alba, hay que revalorizar el patrimonio e intentar la mínima pérdida de este», concluye Laura Cuesta.

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