Diario de León

Refugiarse del calor: una misión dificil para las personas sin hogar

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Con los termómetros a más de 40 grados y sin alimento ni techo donde resguardarse del sol, la vida en la calle se puede convertir en verano en un «castigo» para las personas sin hogar, que intentan combatir el sofocante calor en la playa, en centros comerciales o, en el mejor de los casos, en diminutos trasteros sin ventilación.

Juan de Dios vive en la calle en Málaga y se considera un «tipo con suerte»: recibe el ingreso mínimo vital con el que puede hacer frente al pago del alquiler de un trastero en el que se refugia durante las horas de más calor y por la noche. «A las 8 de la mañana dejo mi ‘casa’». explica a EFE. Antonio es otra de las tantas personas que viven en las calles de Málaga. En las horas de más calor se refugia del sol en un centro comercial: «Es un buen lugar, pero la gente me mira mucho y a veces me tengo que salir». Las playas son otra buena opción para combatir las altas temperaturas de Andalucía, aunque muchos sintecho que van allí aseguran sentir «millones de ojos» en la espalda que les incomodan.

La Unidad de Emergencia Social (UES) de Cruz Roja, que lleva más de dos décadas en funcionamiento, reparte a las personas que viven a la intemperie un kit básico, casi de supervivencia, conformado por algo de comida, bebida, elementos de aseo y otros enseres. Desde esta organización también ofrecen crema solar, un bien imprescindible en esta época del año. Marian es un ciudadano rumano que asegura estar «destrozado» y sentirse «ignorado»: «No le importamos a nadie». Para Napoleón «vivir en la calle es quedarse sin dignidad», alejado del resto de la gente y «ser tratado como un animal». Lo más duro para este hombre es la «soledad». El sentir que «todo el rato» la gente te mira con «desprecio» hace mucha «mella» en las personas sin hogar. La labor de los voluntarios es fundamental en estos casos.

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