Editorial | La incoherencia del mercado laboral leonés

El mercado laboral leonés, en el tobogán de crisis y recuperaciones que han marcado su devenir desde el estallido de la debacle financiera de 2007, no ha hecho sino acentuar una tendencia que ni los cambiantes datos periódicos ni el reciente triunfalismo nacional por haber superado al fin los 21 millones de ocupados puede ocultar. Con la vista puesta una década atrás, justo en lo más oscuro de la destrucción de empleo de la Gran Recesión, la evolución del escenario laboral local es todo un ejemplo de incoherencia. O, quizá mejor, de la lógica aplastante que se escapa de los intereses cortoplacistas de quienes están llamados a intentar analizar, para tratar de poner remedio, a una sangría que condena a la provincia al declive. Hemos vivido meses de intenso debate electoral en el que el foco se ha fijado muy lejos de esta realidad urgente. Una vez más. Ahora la reflexión postelectoral hurga en los intereses internos y personalistas de los partidos políticos locales, y ahonda el desinterés por lo que mina el futuro de esta tierra. León genera empleo (hay que analizar de qué clase) pero sigue sangrando jóvenes trabajadores. Frenar esto es la única clave del futuro.