Diario de León
El diseñador Gianni Versace junto a su hermana Donatella en uno de los desfiles en Milán del creador italiano

El diseñador Gianni Versace junto a su hermana Donatella en uno de los desfiles en Milán del creador italiano

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Opulencia, rupturismo, erotismo, arte gráfico… Y mucha influencia de la Grecia clásica revisionada desde la modernidad. Así es como Versace reinventó la moda femenina (y claro, también masculina) de los 80 y 90. Pero, si bien la marca sigue viva y adaptándose a las nuevas tendencias, el genio que la creó, Gianni, nos dejó hace mucho. Se cumplen 25 años de su fallecimiento y recordamos su historia.

Reggio Pico es el reino donde comienza esta historia que es mi vida», dijo Gianni sobre su tierra natal en palabras recogidas por Calabria On Web, «la sastrería de mi madre, la ‘boutique d’Alta Moda’». Y es que Giovanni Maria Versace nació en la italiana Reggio de Calabria el 2 de diciembre de 1946. Un lugar con fuertes raíces de la Grecia clásica que, sin duda, han acompañado a los tejidos de su moda.

«El lugar donde, desde pequeño, empecé a apreciar la Ilíada, la Odisea, la Eneida… El lugar donde empecé a respirar el arte de la Magna Grecia». Y el lugar donde Gianni se crió junto a sus padres, su hermano mayor Santo y su hermana menor Donatella, porque a su hermana mayor Tina se la llevó el tétanos con tan solo diez años.

Su madre, Francesca, tenía un pequeño negocio, un taller de diseño de vestidos. Y un pequeño Giovanni, interesado desde muy pronto por el mundo de la moda, se convirtió en su aprendiz. Y, aunque al principio estudió arquitectura, Gianni a los 26 años decidió seguir su sueño de trabajar como diseñador y se fue a Milán a perseguirlo y abrirse un hueco en el mundo de la moda. Tuvo éxito, pues a mediados de los años 70 logró convertirse en el diseñador de Byblos, de la marca Genny, y también trabajó para Callaghan. Tras diseñar colecciones para ellos, presentó su primera colección propia en el Museo della Permanente en Milán. Así, y gracias al mecenazgo de la familia Girombelli, nació en 1978 la marca Versace y Gianni abrió su primera tienda en Via della Spiga, cuna de la moda de la ciudad milanesa, que no tardó en despertar la atención debido a sus innovadoras propuestas.

La firma que nació en aquella boutique siguió creciendo y, a principios de los 80, ya era una casa internacional. En 1982 se expandieron a la elaboración de accesorios y complementos, joyas, y artículos para el hogar.

Y en 1989 crearon su primera línea de alta costura, Atelier Versace. Además, en 1994, la fama internacional de la marca se catapultó todavía más cuando la actriz Elizabeth Hurley lució su famoso vestido negro acompañando a Hugh Grant al estreno de «Four Weddings and a Funeral».

Conocido como el «diseñador de Rock n’ Roll» por vestir a artistas de la talla de Michael Jakcson y Elton John, Versace también fue responsable de algunos de los «looks» de personalidades como la Princesa Diana de Gales, Diego Armando Maradona, la Princesa Carolina de Mónaco o Liz Taylor.

En esta etapa, top models como Cindy Crawford, Christy Turlington, Linda Evangelista y Naomi Campbell fueron descubiertas y llevadas a la fama por el diseñador italiano, pionero del fenómeno de las supermodelos de los años 90.

La marca destacó por sus atrevidas propuestas: erotismo y «fetish», formas marcadas y voluptuosas, el oroton (malla metálica que imitaba el oro y la plata), los diseños gráficos de arte pop, el lujo, los detalles olímpicos y grecolatinos, y todo un montón de propuestas rompedoras y ostentosas. «Creo que un diseñador tiene la responsabilidad de intentar romper las normas y barreras», dijo en una ocasión tal y como publican en «FanFan», y afirmó que «en la vida, lo único realmente impactante es la violencia».

Y en su vida personal, Gianni era igual: rompió las reglas, desafiando a la sociedad al hacer pública su homosexualidad presentando a Antonio D’Amico, modelo al que conoció en 1982, como su pareja. Lo hizo en los 90, una entrevista para The Advocate. Y lo reafirmó en su libro, Men without Ties (1995), en la dedicatoria: «a los tres Antonios de mi vida: mi padre, Antonio D’Amico y mi sobrino».

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