Diario de León

América hace las paces con Galeano

l El archivo del escritor uruguayo se vuelve público con once textos

Fotografía tomada en 2011 del escritor uruguayo Eduardo Galeano, fallecido en 2015

Fotografía tomada en 2011 del escritor uruguayo Eduardo Galeano, fallecido en 2015

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León

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alejandro prieto y federico anfitti

Con la tajante afirmación de que América Latina «se especializó en perder» desde que los europeos «le hundieron los dientes en la garganta», comienza la obra que, publicada en 1971, dejó su impronta indeleble en la literatura latinoamericana y en la vida de su autor, quien, meses antes de morir, desmereció la calidad del texto.

Un año antes de que la editorial Siglo XXI, con sede en México, Argentina y España, lanzara con motivo del quincuagésimo aniversario sus reediciones del libro, la viuda de Galeano, Helena Villagra, buscó dónde alojar el conjunto de documentos que, como editora y pareja del autor, conservaba.

Así surge, según expresa a Efe la responsable del Área de Investigación Histórica del Archivo General de la Universidad de la República uruguaya (Udelar), Vania Markarian, la idea de resguardar el acervo en la institución que, en definitiva, vio nacer el primer tomo uruguayo de la famosa obra.

Como su cometido es preservar documentos vinculados a ese centro tanto de docentes y graduados como de alumnos, el Archivo General de la Udelar tuvo que indagar en los vínculos del autor, que nunca estudió allí.

Markarian destaca que se miró el período de Galeano como encargado del Departamento de publicaciones de la Udelar en los años 60 y su aporte como secretario de redacción de la revista universitaria Gaceta para concluir que el autor sí marcó una impronta en la institución.

Según la académica, Galeano, quien incursionó en el dibujo antes que en las letras, cambió radicalmente la imagen de las publicaciones con una estética acorde a la época antes de publicar desde la editorial de Udelar la primera versión uruguaya de su célebre libro.

«Tienen 5.000 y 6.000 ejemplares las dos únicas tiradas de la edición de la Udelar. Es una historia un poco olvidada en la trayectoria de Galeano que se hizo mucho más famoso por otras cosas, pero también (hizo) su pasaje por la universidad», acota.

Por otro lado, Markarian resalta que la difusión del archivo, que alberga manuscritos digitalizados de once textos, incluido el epílogo de la edición de 1978 de «Las venas abiertas», no es un homenaje, sino «una posibilidad» de abrir la obra del autor «a nuevas interpretaciones».

La historiadora subraya que Galeano mantuvo «una relación compleja con la academia», que esta también tuvo con su obra, y con el paso del tiempo los académicos pudieron dejar de lado esto para reconocer, más allá de la ideología, el legado del autor como «un producto cultural gravitante». La Udelar está desarrollando un seminario virtual desde este miércoles y hasta el viernes 25 en el que ponentes de distintas nacionalidades disertan sobre la figura del autor de El libro de los abrazos o El fútbol a sol y sombra desde distintos ángulos y bajo el paraguas del homenaje al cincuenta aniversario de su obra más icónica. «Tanto la apertura del archivo como el seminario sobre Las venas busca eso: pensémoslo desde la academia, tomémoslo en serio, sobre todo por el enorme impacto en la formación intelectual y política de varias generaciones», enfatiza.

UNA OBRA QUE MARCÓ ÉPOCA

Markarian subraya que este libro vuelve «una y otra vez» al centro de la discusión pública y recuerda algunos hitos recientes como en 2009, cuando el que fuera dirigente de Venezuela Hugo Chávez le entregó al entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama, un ejemplar.

Quien también se refirió al texto fue el escritor y docente Hugo Achugar, quien fue amigo de Galeano, y sentenció a Efe que el libro «dividió aguas», pero tiene una excelencia en su escritura que, como pocos autores, «rompe con el encasillamiento de los géneros literarios».

«Ha sido denostada por razones más ideológicas que literarias, por ciertas cabezas académicas, historiadores, sociólogos o críticos literarios que exigían que fuera una obra académica, pero es otra cosa. Además era un periodista. Para algunos críticos y académicos, ser periodista es una mala palabra», sentenció.

Así, Las venas abiertas de América Latina, ese polémico libro que maravilló a millones de personas en todo el mundo y marcó una época tan particular en el continente, vuelve a su primer hogar y se traslada a la academia que, finalmente, hace las paces con Galeano.

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