Diario de León

arte que nace del barro

Que el trabajo de la cerámica acumule siglos de historia y respete, en mucho casos, los procesos de fabricación tradicionales no quiere decir que se mantenga ajeno a la innovación. La Catedral del Barro es el mejor ejemplo, dando formas a piezas únicas, exclusivas, originales y vanguardistas

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El arte de fabricar objetos de barro, loza y porcelana no solo es arte, también industria. De hecho, una de las industrias más antiguas del mundo que ha sabido conservar la esencia del origen en buena parte de los procesos de fabricación. Pero que tenga historia y sea fiel a la tradición no implica que se mantenga al margen de la innovación y no sea capaz de dar una respuesta eficaz y de calidad a las necesidades el mercado actual. En la alfarería La Catedral del Barro de Jiménez de Jamuz son pioneros en el arte de innovar.

«Procuramos que tanto los modelos y colores tradicionales, como los diseños y estilos más vanguardistas se adapten siempre a las necesidades de nuestros clientes», explica Valentín Peñín. Para ello, utiliza las tecnologías más punteras. Las manos y el cerebro son la principal herramienta y la tecnología, un apoyo para crecer.

Uno de los principales valores de La Catedral del Barro es la personalización de las piezas y su adaptación a lo que pide el cliente, ya sea particular o empresa. Ninguna es igual y ahí reside la magia de la cerámica entendida como un arte aunque su fin sea industrial. Eso ocurre, por ejemplo, con la vajillas que fabrican y que tienen cada vez más demanda entre los restauradores no solo de la provincia y otros puntos del país, sino también de países como Estados Unidos, Francia o Alemania.

La fabricación de vajillas para la restauración es solo una de las líneas de negocio de La Catedral del Barro. También desarrolla y produce todo tipo de envases de barro para la industria alimentaria, piezas para fiestas gastronómicas, cerámica decorativa con garantía de originalidad y, por supuesto, alfarería tradicional. «Tenemos muy claro de dónde venimos y la rama tradicional está en nuestro ADN. Realizamos todo tipo de utensilios, tanto de uso cotidiano como piezas especiales, dando ese encanto que tienen las piezas hechas a mano», explica Valentín Peñín.

Todos los productos de esta alfarería cumplen con la normativa establecida para los objetos destinados a entrar en contacto con alimentos. Los esmaltes utilizados no contienen ni plomo ni cadmio y, además, su cerámica es ecológica, biodegradable y reciclable. «El envase de cerámica es absolutamente respetuoso con el medio ambiente. Las emisiones producidas durante el proceso de fabricación son escasas y es fácilmente destruible para el reciclado de los materiales», subrayan desde La Catedral del Barro.

Una alfarería de referencia que marida con maestría tradición e innovación y cuyo equipo humano se esmera a diario por «rendir homenaje a una tradición milenaria, aportando su diseño original a este gran legado y haciendo una labor propia de un alquimista que transforma los cuatro elementos: Tierra, agua, aire fuego». Así lo define Valentín Peñín y no hay mejores palabras para escribir el final.

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